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Sean grandes besadores

Mi balcón ·

Sábado, 31 de agosto 2019, 11:12

Tengo la ligera impresión de que Donald Trump no besa bien. Al menos esa sensación me quedó cuando el lunes pasado me fijé en una fotografía publicada en Diario LA RIOJA, imagen en la que el presidente de USA estiraba los morros, probablemente para besar ... a la canciller alemana, la señora Merkel. La postura me pareció bastante forzada (o forzuda, no distingo demasiado bien ambos adjetivos en el citado individuo), tanto que creo que el ósculo acabó en la punta del apéndice nasal de Ángela, de tan bello nombre. Hasta para besar es extraño este tío. Y no lo digo porque el besuquear en la nariz o en las narices no es precisamente muy propio de las culturas de por aquí sino porque uno de los deportes favoritos del tal Donald es el de visitar países tocando apéndices nasales en cuanto desciende del avión. Ha ocurrido en la cumbre del G-7 celebrada en Biarritz.

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