El Gobierno en solitario de Pere Aragonès tras la salida de sus socios de Junts del Palau de la Generalitat ha iniciado la que se prevé complicada travesía moviéndose en el filo de la ambición del presidente Aragonès, el pragmatismo institucional y la arrogancia partidaria. ... Ambición porque al rescatar a tres perfiles heterodoxos como consejeros –Quim Nadal, soberanista proveniente del PSC; Gemma Ubasart, vinculada en su día al espacio de Podemos; y el exdiputado de CiU Carles Campuzano, crítico con el independentismo unilateral–, el jefe del Ejecutivo aspira a proyectar una imagen de transversalidad que enjugue su exigua posición con solo 33 escaños de 135; e intentar extender, al tiempo, las redes de su oferta electoral. Pragmatismo por el orillamiento de la pulsión más rupturista en aras de la gestión del autogobierno existente y tangible. Pero también arrogancia porque ERC no está en condiciones de permitirse el tono excluyente hacia ninguna fuerza política del Parlament dado que no atesora hoy una mayoría que le permita sacar adelante sus iniciativas sin contar con otros. Aragonès, y con él Oriol Junqueras, ha optado por jugársela solo. Y son él y su Gobierno los que están a prueba de entereza y credibilidad.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Carnero a Puente: «Antes atascaba Valladolid y ahora retrasa trenes y pierde vuelos»
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.