El gong

Este país confunde lo cultural con lo intelectual, y muchas veces son términos contrapuestos. Un actor o un cantante trabajan en la industria del entretenimiento que es parte de la cultura, pero casi nunca son gente intelectual. Aquí habla del coronavirus Victoria Abril o Miguel Bosé y encuentran en el auditorio a un coro de asentidores, mal asunto. Así nos va todo, haciendo famosos a tiktokers e instagramers que dicen que la Tierra es plana y que el agua deshidrata, o invitando a Greta Thunberg a un acto de la Organización Mundial de la Salud para hablar sobre vacunas. Al entrenador del Liverpool Jurgen Klopp le preguntaron por la pandemia y respondió así: «No me gusta que la opinión de un entrenador de fútbol sea importante para un tema tan serio como este. Hay que hablar de estas cosas de la manera adecuada, y no con gente como yo que no tiene conocimientos».

Toda la entrevista a Miguel Bosé transcurrió en la frontera del delirio. Fue un spot involuntario contra el consumo de drogas y dejó un momento que resonó mucho rato en las pantallas, como el zumbido de un gong que se queda vibrando por el aire. Fue cuando el propio Bosé admitió que sobre el coronavirus no tiene ni la menor idea. Antes había lanzado toda su ponzoña negacionista porque «ellos» (la gente de la cultura) «tienen una deuda con la sociedad». La única deuda que suelen tener estos personajes es con el Ministerio de Hacienda.