Golpes de batería

Chazelle brinda un enérgico y enervante duelo interpretativo entre los dos actores principales que componen el cartel de 'Whiplash'. Por una parte, un veterano zorro casi siempre en roles secundarios, J.K. Simmons, que interpreta al duro y exigente profesor de música del avalado Conservatorio de música de la Costa Este. Por su iracunda e intempestiva interpretación de Terence Fletcher obtuvo el Oscar al mejor actor de reparto. Es imposible no cogerle manía, tirria e incluso odio a su labor. Enfrente, un imberbe y apocado muchachito, Miles Teller, encarnando a un talentoso batería de jazz, Andrew Neiman, ansioso por entrar en el selecto grupo de músicos que dirige Terrence.

Maestro y alumno. Cuántas veces hemos visto en una pantalla este planteamiento. La implacable pedagogía del primero desplegada como un vendaval impetuoso para testar el arrojo o cobardía del segundo. Una fuerza de la naturaleza, con sus luces y sombras, que explota con una villanía insolente sobre un mozalbete frágil (quiere superar el trauma de un padre fracasado) que pone en peligro el equilibrio emocional del aprendiz.

La película se reduce a la confrontación. El aula de adiestramiento se convierte en un ring de boxeo. Uno pega muy fuerte y el otro recibe sopapos y, entretanto, la batería suena potente y espectacular.