La más que probable aprobación parlamentaria de los expansivos Presupuestos presentados esta semana afianzará la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez y apuntalará su pretensión de agotar la legislatura en un intento de ganar tiempo para darle la vuelta a unas encuestas que, con la ... única salvedad del CIS, le son unánimemente adversas. Frente a los pronósticos que le otorgaban una corta vida por la disparidad de criterios entre el PSOE y Unidas Podemos en cuestiones de extraordinaria relevancia política y simbólica, el Ejecutivo ha sabido resistir entre contradicciones y ruidosos enfrentamientos públicos al priorizar su propia supervivencia, un objetivo justificado en la necesidad de levantar un muro que frene el acceso al poder de la derecha. La aceptación por los socialistas de propuestas de los morados previamente desestimadas y de las que al final ha hecho bandera el presidente –como los impuestos a la banca, las eléctricas y «los ricos»– ha tenido como contrapunto la aparatosa escenificación de sus aliados de su frontal rechazo a decisiones que contravienen su discurso, aunque acaben resignándose a que las adopte el Gabinete en el que participan.

Publicidad

La imagen de falta de coherencia y cohesión interna es un factor de desgaste de la coalición, aunque, a fuerza de repetida, haya sido asumida con aparente naturalidad por sus integrantes. A ella contribuye un singular modo de funcionamiento por el que asuntos que suscitan una fuerte controversia en su seno no son sometidos a una deliberación previa y la postura oficial del Gobierno contradice la manifestada públicamente por el socio minoritario, que se revuelve contra ella como si estuviera en la oposición. El rifirrafe en torno al gasto militar demuestra la resistencia de un Ejecutivo blindado ante cualquier circunstancia después de que Pablo Echenique acusara al PSOE de «deslealtad» por ocultar supuestamente a Unidas Podemos un aumento del 25,8%, del que los morados abominan, aunque se apresuró a aclarar que su grupo no romperá pese a esa «vergüenza».

Esta polémica sobre un compromiso de España con la UE y la OTAN para elevar su presupuesto de Defensa al 2% del PIB –el doble que ahora– confirma no solo la convivencia en el Consejo de Ministros de posturas incompatibles en cuestiones de primer orden, sino el mutuo interés de los socios en conservar su alianza a cualquier precio aun a costa de dejarse jirones de credibilidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad