La característica más importante de las ministras y ministros que entran a formar parte del Ejecutivo Sánchez es que son las personas en las que ha confiado el presidente a mitad de legislatura, junto a los titulares de las demás carteras socialistas. Ahora queda por ... demostrar que el Gobierno resultante merezca ser calificado como «de la recuperación», aunque Pedro Sánchez saludase a sus integrantes de «mujeres y hombres jóvenes de valía extraordinaria» para la tarea encomendada. A partir de mañana comenzarán a librarse las ayudas europeas, y aunque la continuidad reforzada de Nadia Calviño al frente de Economía, y como vicepresidenta primera, asegure la sintonía necesaria para que las instituciones de la UE se muestren confiadas en su buen aprovechamiento por parte de España, el desafío al que se enfrenta nuestro país es el de una ejecución pronta y plena de los proyectos. Al asignar el Ministerio de Presidencia a Félix Bolaños, y al recuperar a Óscar López para la dirección de su gabinete, Sánchez puede obtener mejores resultados de coordinación evitando fricciones derivadas del desgaste gubernamental. Pero el éxito de los fondos europeos dependerá de que las nuevas ministras y ministros no tarden en asentarse en sus puestos, de que se reactiven los segundos y terceros niveles de la Administración central y de que sepan integrar a autonomías y ayuntamientos como engranajes de una recuperación compartida.
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Para estos retos, las nuevas incorporaciones no cuentan con un bagaje de gestión deslumbrante, ante lo que convendría no confundir las fidelidades partidarias internas con el peso político personal y la capacidad de liderazgo público. Por otra parte, aunque la remodelación del Gobierno haya resultado drástica, sorprendiendo más por las exclusiones que por las inclusiones, no podrá disipar por sí sola las diferencias que cada día afloraban en el ejecutivo de coalición. La salomónica salida de dejar como estaban las carteras y titulares de Unidas Podemos podría acabar revelándose como una muestra de desconsideración más que de consideración. Sobre todo, cuando el particular programa de cambios que los de Pablo Iglesias pretendían aplicar desde el Gobierno parece agotado o inviable de cara a los dos próximos años, y la bicefalia morada Yolanda Díaz-Ione Belarra recién estrenada no ha querido o no ha podido reajustar su parte del Ejecutivo.
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