El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, mostró ayer la disposición del Gobierno a valorar la posibilidad de algún cambio legislativo a partir de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la situación normativa resultante del final del estado de alarma en plena pandemia. Asimismo, ... instó a los Ejecutivos autonómicos que consideren necesaria la continuidad del estado de alarma a solicitar su aplicación en su ámbito territorial, comprometiéndose el Gobierno a estudiarlo. Pedro Sánchez, sus ministros y los dirigentes socialistas continúan insistiendo en que las comunidades autónomas cuentan con un amplio «arsenal normativo» –en palabras del titular de Justicia– para hacer frente al coronavirus. Pero la interpretación discrepante que han mostrado distintas fiscalías territoriales y distintos Tribunales Superiores da cuenta del vacío legal a que ha abocado la finalización del estado de alarma para restringir la circulación de personas entre autonomías o municipios y mantener el toque de queda. A los tribunales, incluido el Supremo, les corresponde pronunciarse sobre la legalidad de las decisiones que adopten, en este caso, las instituciones de gobierno. Pero ni el Poder Ejecutivo ni el Legislativo pueden eludir sus responsabilidades constitucionales transfiriendo al Judicial funciones que les son propias. Por ejemplo, a la hora de suspender temporalmente derechos fundamentales para atajar una epidemia generalizada, de graves consecuencias para la salud y la vida de los ciudadanos, y una evolución incierta. El Gobierno ha escudado su injustificable inacción legislativa tras el argumento de que los botellones están prohibidos, e impedirlos es competencia de los ayuntamientos. Sin tener en cuenta que las deplorables imágenes que sucedieron la madrugada del sábado al domingo en numerosas ciudades y localidades fueron consecuencia de que el vacío legal resultante podía ser interpretado como un cambio drástico de situación. Además, los riesgos de que, al levantar las restricciones antes de doblegar la cuarta ola, la curva se vuelva ascendente no se limitan a la irresponsabilidad de los jóvenes que tomaron calles y playas al verse legalmente autorizados para circular de noche. Es probable que, desde el punto de vista epidemiológico, sean más relevantes los efectos de la movilidad y de los contactos menos visibles de los últimos días y de las próximas jornadas.

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