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Un Gobierno desgastado

Un Gobierno desgastado

Editorial ·

Sánchez necesita entender el mensaje de descontento emitido el 4-M y recuperar la iniciativa ante el empuje de la derecha

Lunes, 17 de mayo 2021, 02:00

Varias encuestas publicadas en la última semana sitúan al PP por encima del PSOE en intención de voto o en un empate técnico por primera vez desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. Sin una cita electoral en ciernes conviene interpretar los sondeos con cautela y prestar más atención a las tendencias de fondo que dibujan que a eventuales repartos de escaños. De los más recientes –salvo los del CIS, que con Tezanos al frente ha dilapidado su prestigio en un tiempo récord– se deduce un manifiesto desgaste del Gobierno. Lo corrobora el batacazo de los socialistas en Madrid. Es cierto que los resultados del 4-M no son en absoluto extrapolables al conjunto de España. Pero también que de ellos se desprende no solo un rearme de la derecha cuya solidez está por comprobar, sino que la gestión de la pandemia y su dependencia de aliados como los independentistas de ERC y EH Bildu han deteriorado la imagen del Ejecutivo y le empiezan a pasar factura.

El presidente se resiste a asumir el varapalo del 4-M como un aviso dirigido a él y pretende circunscribirlo a la crónica debilidad de su partido en esa comunidad. Las voces más sensatas del PSOE, sin embargo, admiten la necesidad de que el Gobierno capte el mensaje de descontento emitido por las urnas, recupere la iniciativa y vuelva a conectar con su base social. A ello podría ayudar una remodelación que incorpore ministros con peso político y credibilidad en sustitución de los más 'quemados' o con menos protagonismo, así como una reducción de carteras que facilite la coordinación interna y emita a la vez un mensaje de austeridad en tiempos de crisis.

Quedan más de dos años y medio de legislatura. La hipótesis de un inminente adelanto electoral se aleja a la vista del escrutinio de las autonómicas madrileñas. A favor del Ejecutivo juega la campaña de vacunación, que permitirá recobrar una cierta normalidad en unos meses, y la esperada recuperación económica de la mano de las millonarias ayudas de la UE. En contra, la debilidad parlamentaria que le hace depender de una Esquerra aferrada a una inviable independencia de Cataluña y que ha demostrado ser un socio poco fiable, así como la aparente pujanza de un PP que crece a costa de los restos de Ciudadanos. Los desafíos que afronta el país requerirían grandes acuerdos entre los principales partidos. Pero, por desgracia, la altura de miras es una gran desconocida en la política española.

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