Pedro Sánchez manifestó el domingo que el momento requiere «llegar a acuerdos» de cara a la aprobación de los Presupuestos para el próximo año. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, declaró ayer que el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos deberá «repriorizar» ... sus objetivos en esa materia. El pasado 27 de febrero el Congreso validó el plan de estabilidad para el presente ejercicio y la senda 2021-2023 con los votos de PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias, Coalición Canaria, PRC y Teruel Existe. Se abstuvieron ERC, EH Bildu y BNG. El Ejecutivo no puede contentarse ahora con procurar solo aquellos apoyos porque el COVID-19 ha desbaratado completamente el cuadro de previsiones e intenciones, que proponía un techo de gasto de 131.437 millones.

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Tanto la magnitud y las características del esfuerzo preciso para la reconstrucción de la economía tras la pandemia como las condiciones que acompañen al fondo de 140.000 millones que la UE pondrá a disposición de España demandarán mucho más que una votación apurada. Por ello, el Gobierno debería afrontar el asunto de cara, sin dar más rodeos sobre la orientación presupuestaria que considera necesaria para el país ni especular sobre los aliados con los que tramitaría las Cuentas. Sánchez espera a conocer el impacto definitivo del virus y los criterios con los que la UE sopesará las propuestas de gasto e inversión que presente nuestro país. Su intención sería atender a ambos condicionantes al menor coste político, sin poner en cuestión la entente con Pablo Iglesias. Las referencias que la ministra Montero hizo ayer a la Comisión para la Reconstrucción del Congreso, poco menos que como ámbito en el que se fijaría la política presupuestaria a impulsar y del que emergería la mayoría parlamentaria resultante, fueron demasiado evasivas como para suponer que el Gobierno está dispuesto a definir su postura inmediatamente después de que el Consejo Europeo se pronuncie sobre el fondo de recuperación.

Por otra parte, el reproche del Ejecutivo a los «vetos cruzados» entre ERC y Ciudadanos pierde autoridad cuando Pedro Sánchez rehúye el entendimiento con Pablo Casado con el mismo tesón con el que este ejerce su oposición. El «veto cruzado» que la economía y la sociedad española necesitan que se supere es el que mantienen PSOE y PP a pesar de la crisis pandémica.

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