Manuel Romero
EDITORIAL

Las Glosas como oportunidad

El Códice Emilianense 60 es patrimonio del Estado y, por tanto, también de La Rioja, perseverante en su legítima reivindicación de que el valioso libro vuelta al menos por un tiempo a su lugar de origen

Domingo, 26 de mayo 2024, 08:30

La bandera que reivindica el regreso al monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla del Códice 60, que cobija en sus páginas las Glosas Emilianenses, el diamante filológico considerado el primer vestigio escrito del idioma español, no es un capricho periodístico de última ... hora ni un antojo nacido de un arranque de rancio regionalismo cuatricolor. Tampoco pretende alentar un enfrentamiento contra persona ni institución algunas ni, por supuesto, debe cobrarse réditos electorales. Esto último porque, simplemente, a ninguna fuerza política le cabría cabalmente reclamar semejante fruto como suyo, tal ha sido la coincidencia, a veces tibia, que sobre el asunto han mostrado todas, o casi todas, mientras formaban parte de los sucesivos legislativos o ejecutivos regionales. La voz que quiere hacer oír esta reivindicación como algo importante para esta región entre el ruido de tantos asuntos urgentes es, seguramente, la consecuencia de décadas de investigaciones y trabajos que han confluido en una misma conclusión: el sitio de las Glosas Emilianenses fue, y debe serlo de nuevo, San Millán por sus credenciales de nacimiento; por la voluntad de su anónimo autor, aunque fuera circunstancial, de dejar esa huella lingüística aquí y no en otro lugar; por el reconocimiento mundial, de la propia Unesco, que ha merecido el espacio de donde salieron precisamente por haber sido su cuna y albergue; porque aun en ausencia han formado parte del patrimonio sentimental, de la identidad, de nuestros padres y abuelos como hoy lo forman de los nuestros. Y porque, en definitiva, las Glosas como patrimonio del Estado que son, lo son a su vez de La Rioja, que es parte de ese Estado, y nadie debería discutirle su derecho a exigir su vuelta a los orígenes y, en definitiva, a disfrutarlas en su cuna.

Publicidad

En La Rioja no se cuestiona el papel tutelar que la Real Academia de la Historia ha ejercido durante este siglo y medio largo de exilio de las Glosas. Ni se discute que esa custodia académica fuese la mejor de las alternativas para garantizar, en momentos históricos procelosos, la supervivencia del Códice 60 y de los otros códices que salieron del monasterio de Yuso de manera, cuando menos, incierta. Ni, por supuesto, se desprecia el hecho de que su presencia en la institución que hoy dirige Carmen Iglesias propiciara el hallazgo de las mágicas 'anotaciones al margen' por parte del académico Gómez Moreno y su bautismo posterior como «primer vagido de la lengua…». Nada de esto, sin embargo, le vale a la Academia de la Historia para ostentar el título de propiedad de las Glosas ni justifica que se enroque en la negativa con la que, con empecinamiento, ha respondido a quienes han demandado la devolución de los códices así en 1878 como en la actualidad, desde 1978 hasta 2024 casi sin solución de continuidad.

Desde La Rioja se trabaja hoy para celebrar en 2026 una exposición inédita con el Códice 60 como gran protagonista y con otros libros que le acompañaron en su viaje desde San Millán, algunos de ellos incunables de incalculable valor y no menos belleza, como estrellas invitadas. Una iniciativa que debería recibir desde su génesis el respaldo social y político unánime en la región, porque serviría para afianzar su etiqueta como 'cuna del castellano' y para divulgar la riqueza de un patrimonio cultural tan desconocido lejos de nuestra tierra. Una iniciativa que la Real Academia de la Historia no debería frustrar con otra negativa basada en temores de inseguridad hoy infundados o con la pretensión de que un facsímil suplente haga las veces del Códice titular hurtando a quienes lo visiten la impagable emoción de estar delante del mismo pergamino donde un copista anónimo, hace más de mil años, estampó al margen unas notas para facilitar la comprensión del texto. Lo que el Gobierno regional pide ahora es sólo una cesión temporal.

La reivindicación de las Glosas sirve de estímulo a este periódico para esforzarse en divulgar lo que son y lo que significan para La Rioja. Un sentimiento compartido que se sustenta mejor con un conocimiento más profundo sobre lo que reclamamos. Argumentos no faltan. Acaso ideas para reflexionar, como las que Umberto Eco pone en boca de su Guillermo de Baskerville de 'El nombre de la rosa': «El bien de un libro consiste en ser leído... Sin unos ojos que lo lean, un libro contiene signos que no producen conceptos. Y por tanto, es mudo. Quizá esta biblioteca haya nacido para salvar los libros que contiene. Pero ahora vive para mantenerlos sepultados». Queremos las Glosas, con el compromiso de tratarlas con el máximo cuidado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad