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Tenemos que dejar de ser un país de maricas», ha dicho Bolsonaro a los brasileños. Trump insiste en que le han robado la presidencia y enrabietado, ha destituido al jefe del Pentágono. Los chistes hacen reír, pero miremos a los gobernantes del mundo: los sensatos ... son excepción. En ascenso, hasta el tropezón de Trump, iban trileros, embusteros, chulos y soberbios ansiosos de una perpetuidad incompatible con la democracia. No es fácil entender cuándo el tren se paró en el túnel ni cómo hemos tolerado que la estupidez se disfrace de sabiduría hasta cegarnos. Ya no cabe la resignación sino combatir las causas.

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