Generalitat autonómica

Un órgano, de enorme relevancia y versatilidad, que había quedado en desuso a medida que el secesionismo gobernante extremaba sus reivindicaciones ante la renuencia de la Administración central a atender a demandas autonómicas bajo amenaza de la «desconexión» catalana. Por eso mismo la activación de la Comisión Bilateral constituiría la verdadera vuelta a la normalidad, si la Generalitat en manos del independentismo se atiene a su institucionalidad frente al rango superior que ERC pretende conceder a la mesa de diálogo, prevista para la tercera semana de septiembre.

Mesa que los republicanos tratan de encumbrar, a pesar de que no tiene basamento jurídico alguno, frente a las reticencias de Junts, para atribuirse el triunfo simbólico de obligar al Gobierno central a hablar sobre amnistía y autodeterminación en una reunión conjunta. Es importante que la Comisión Bilateral de hoy ofrezca resultados netos en algunas de las cincuenta cuestiones que tiene pendientes, habilitando mecanismos para viabilizar las restantes. No solo porque Cataluña, y en esa medida España en su conjunto, necesita recuperar el tiempo perdido al priorizar sus autoridades la movilización del independentismo respecto al abordaje de los problemas económicos y sociales de aquella comunidad. Urge que la Comisión Bilateral empiece a hacer realidad lo que consta en el Estatuto antes de que dentro de siete semanas el maximalismo secesionista acapare la mesa de diálogo.