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En Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie, Juan Eslava Galán escribe sobre la muerte del poeta y dramaturgo Federico García Lorca: «Dos facciones derechistas andan a la gresca, la Falange y la CEDA. Varios milicianos de ... la CEDA detienen al poeta, refugiado en casa de los Rosales, sus amigos falangistas. Al día siguiente lo fusilan en el barranco de Víznar, a unos kilómetros de Granada, junto con dos banderilleros, el Gandalí y el Cabezas, 'pistoleros peligrosísimos del frente popular' y dos rateros. García Lorca, cuando comprende que lo van a fusilar, ensaya un inútil gesto conciliatorio: «No me matéis, que creo en la Virgen» (...) En una taberna, el Chato (uno de los asesinos) saca un paquete de Lucky Strike y le dice a un compadre: «Lo hemos afusilao esta mañana y le hemos quitao este paquete del bolsillo». Otro se jacta: «Le hemos pegao dos tiros en el culo, por maricón».
El autor de La casa de Bernarda Alba fue uno de los miles de civiles inocentes asesinados por el bando nacional.
Y sobre la del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, encarcelado en una checa de Madrid: «Frecuentemente visita la cárcel el escritor izquierdista Pedro Luis de Gálvez, al que Muñoz Seca había abierto algunas puertas en el difícil mundo de las letras.
-A éste que nadie me lo toque, -advierte a los carceleros- que lo quiero matar yo personalmente.
- Honradísimo, Gálvez, honradísimo -le responde el humorista disimulando el desasosiego.
Un tribunal popular lo condena a muerte «por fascista, monárquico y enemigo de la República», lo meten en un camión con las manos atadas a la espalda y un miliciano apodado Dinamita le corta las guías de sus bigotes.
- A donde vas no te hace falta -le comenta entre chanzas.
El camión enfila la carretera camino de Paracuellos del Jarama».
El autor de La venganza de don Mendo fue uno de los miles de civiles inocentes asesinados por el bando republicano.
Una Ley cuyo objeto es «reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura, promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal y familiar» debería de servir para la reconciliación definitiva de ambos bandos. Pero, alegando que la Ley 52/2007 «de Memoria Histórica» sólo pretende encontrar los huesos, honrar la memoria y dignificar la figura de las víctimas garcialorcas excluyendo, despreciando y olvidando a las muñozsecas, algunos la consideran moralmente inadmisible por maniquea, revanchista, sectaria, guerracivilista y demoledora del consenso de la Transición, y por rechazarla los llaman fascistas. ¿Usted qué opina?
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