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Paz en el fútbol femenino

Editorial ·

Martes, 19 de noviembre 2019, 08:49

La primera huelga del fútbol femenino, iniciada el pasado fin de semana, fue desconvocada ayer al desbloquearse las negociaciones de un convenio colectivo que recoja las justas reivindicaciones de las jugadoras. El conflicto ha servido para reflejar la otra cara de un deporte con una carencia de recursos contradictoria con su creciente proyección social. Carencia aún más evidente en propuestas modestas como la del EDF logroñés. Una realidad que es preciso corregir no solo para reconocer los derechos laborales de quienes lo practican, sino para consolidar su expansión e imprimirle un salto de calidad que refuerce su competitividad como espectáculo. La resistencia de los clubes más modestos a garantizar un salario mínimo de 16.000 euros brutos anuales demuestra la insostenible precariedad en la que se mueve el sector. Y es el mismo sector el que debe mostrarse capaz de generar y distribuir nuevos ingresos para garantizar su subsistencia más allá de la sombra de los clubes tradicionales del balompié masculino. Porque para no quedar reducida a un simple postureo, una apuesta sincera por el fútbol femenino debe traducirse en una financiación autosuficiente, a través de patrocinadores y derechos de televisión. Y también en un notable aumento de la afluencia regular a los estadios.

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