Sánchez confesó ayer que el PSOE necesitará de una fuerza a su izquierda –la de Yolanda Díaz– que se postule unida y fuerte para hacer realidad el proyecto socialdemócrata que los socialistas convalidaron en el congreso de Valencia. Una reflexión que no obsta para que ... el PSOE eluda enfrentarse públicamente a Unidas Podemos tratando al mismo tiempo de evitar que los morados se hagan valedores de los cambios que procure el Gobierno actual. Al otro lado del eje izquierda-derecha, algo semejante ocurre con la relación entre el PP de Casado y Vox, una vez que los populares han evidenciado su inclinación a absorber de una manera u otra a Ciudadanos. La atracción que ejercen los extremos impide que la agenda de las dos formaciones que, en principio, pueden aspirar a la gobernación de la mayoría de las instituciones españolas se atenga estrictamente a los problemas que enfrenta el país sin recurrir a ideologizarlo todo. El efecto que los extremos inducen sobre las dos formaciones que se suponen más centradas –PP y PSOE– hace que la política partidaria se desentienda del interés común, siempre haciendo de la tolerancia y el reconocimiento mutuo la base de la convivencia, evitando un pulso permanente entre identidades.
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