El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, se han reunido este domingo en París para suavizar las últimas tiranteces entre sus gobiernos aprovechando el 60.º aniversario del Tratado del Elíseo que puso fin a las duraderas hostilidades entre los dos ... gigantes europeos. Que el eje franco-alemán, imprescindible para la cohesión de la UE, calibrara en la capital gala el estado de su histórica entente posbélica, justo cuando la negra sombra de la guerra se cierne de nuevo sobre la Unión, proyecta una imagen tan simbólica como comprometida. Porque pocos gestos enviarían un mensaje tan nocivo de esperanza en la victoria a la autocracia de Vladímir Putin que la división entre París y Berlín. Scholz prometió expresamente que Ucrania continuará contando con el apoyo militar europeo aunque sin asumir aún el envío de tanques 'Leopard 2'; una entrega que Alemania no debería dilatar por su convicción de que Rusia no puede imponerse en esta contienda, en la que sigue amenazando con la catástrofe si Occidente rearma a los ucranianos. Por eso, también, es relevante la suma germana al corredor de hidrógeno verde entre Portugal, España y Francia, que demuestra que el eje nuclear de la UE puede y debe ensancharse.

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