Secciones
Servicios
Destacamos
La exhumación de los restos de Franco de Cuelgamuros debería contribuir a la creación de una buena memoria sobre nuestro pasado en España.
La anomalía de que los restos del dictador estuvieran entronizados en un lugar de privilegio y culto religioso, y al lado de ... miles de españoles cuya muerte propició, toca a su fin y eso es una buena noticia que deberían celebrar las izquierdas y las derechas constitucionalistas. Ambas con el mismo énfasis de reparación democrática.
La resolución del Tribunal Supremo es el necesario complemento judicial a la decisión del Ejecutivo de exhumar a Franco y al consenso del legislativo, que aprobó una Ley de Memoria Histórica que es la que ha propiciado, al fin, que Franco no esté en un lugar construído como exaltación de su dictadura y que presenta la guerra civil como una 'cruzada'.
El ciclo -virtuoso, pero tardío- se ha completado con la decisión por unanimidad del Supremo, que establece que prima 'el interés general' y que hay que sacar a Franco, han sentenciado. Todo esto a pesar de los obstáculos que la familia del dictador, y su letrado preconciliar -de antes de Trento-, han puesto y están dispuestos a seguir poniendo. No hay la más leve corresponsabilidad por parte de los Franco al hecho innegable de que desde la democracia no se les ha tocado un pelo a una familia de privilegiados y golfos apandadores. Podían haber aceptado el traslado a Mingorrubio, pero se han puesto en plan 'cruzada'; con ese letrado al que Franco se le quedaría levemente a la izquierda.
Con motivo de la eventual salida del dictador, volvemos a ver en las teles un carrusel de franquistas, a cual más obtuso, cuyos disparates son homologados como democráticos y que lo mismo hablan de 'profanación' de una tumba que de 'abrir heridas' o remover el pasado.
Lo cierto es que esta exhumación cerrará heridas aún abiertas y debería ser la antesala para resignificar ese edificio siniestro de Cuelgamuros, estéticamente terebrante y que tanta información da, bien explicada, de lo que fue el régimen nacional-católico.
Una explicación rigurosa desde el punto de vista histórico que debería servir para la construcción de esa buena memoria en la que otros países, como Alemania, nos sacan ventaja y de los que deberíamos aprender sobre cómo contar nuestro pasado.
Afortunadamente, nuestro pasado no llega a 'empatar' con lo ocurrido en Alemania., pero todos los partidos políticos españoles deberían aprender de las políticas de la memoria que allí se han construido sobre un consenso de derecha a izquierda, todos de acuerdo en no erigir ningún monumento a Hitler, desde luego, y en un reconocimiento de las atrocidades cometidas.
Los restos mortales de Franco deben ser exhumados ya y Cuelgamuros tiene que ser explicado con espíritu democrático.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.