La polarización no es un fenómeno nuevo. Salvo los extremos del arco político todos expresan que es algo con lo que hay que acabar, pero nadie habla de cómo llevar adelante ese proceso. Sirva este artículo como una aportación a ese deseo.
En España hemos alcanzado el culmen de esta situación con la carta en la que Pedro Sánchez sugirió su posible dimisión. Finalmente, el presidente del Gobierno no ha dimitido. Creo que sale innecesariamente debilitado, va a ser muy complicado contrarrestar que existía un cálculo de fondo, pero siguiendo la premisa anterior solo comentaré el procedimiento elegido: un anuncio en suspenso durante cinco días.
Comenzaré por una doble afirmación que parece imposible escuchar. Creo que Pedro Sánchez se encuentra verdaderamente afectado por la situación, no me parece un comportamiento impostado, y por ello merece mi comprensión y afecto por la situación que está pasando. De la misma manera, esta dimisión en diferido me parece un procedimiento impropio de quien ostenta la Presidencia del Gobierno. Una dimisión solo merece una reflexión propia y no compartida con la ciudadanía. ¿Ha servido lo ocurrido estos días para rebajar la crispación? Creo que no, tanto por lo que dijo Pedro Sánchez en su comparecencia y lo escuchado a Núñez Feijóo. En resumen, ¿se puede entender y apoyar en lo personal a Pedro Sánchez y estar en completo desacuerdo con lo que ha hecho? En España parece que no, pero se puede.
Propongo un ejercicio al lector: si lo que ha hecho Pedro Sánchez lo hubiera hecho Isabel Díaz Ayuso, ¿cree que los mismos que han mostrado una adhesión inquebrantable hubieran criticado duramente esa acción y a la inversa? Yo creo que sí, y no hablo solo de representantes políticos sino de gran parte de la ciudadanía. Ese es el actual nivel de polarización, se acude al sentimiento no al razonamiento sosegado y eso tiene muchos riesgos.
A mi juicio, para empezar a despolarizar hay unas tareas que todos debemos poner en marcha: los partidos políticos, los medios de comunicación y la ciudadanía.
Si los partidos creen que despolarizar supone que el oponente político admita toda la responsabilidad sobre la situación y pida disculpas se estarán equivocando. Todos debemos admitir una parte de la responsabilidad, y lo hago en primera persona. Creo que a la comparecencia de Pedro Sánchez para anunciar su continuidad le ha faltado un llamamiento al líder de la oposición ofreciendo algún acuerdo para cambiar las cosas. Un acuerdo entre PSOE y PP puede no ser suficiente, pero es indispensable para mejorar la convivencia política en España. ¿Qué mínimos creo que se pudieran pactar como primer paso?:
1- Desde el PSOE reconozcamos que la derecha española, y me refiero al PP, es un partido que respeta y quiere la democracia en nuestro país y que es homologable a otros partidos conservadores europeos. Dejemos de pensar en complots por los que el PP quiere acabar con la democracia ayudado por una judicatura mayoritariamente conservadora. Todas las sentencias y acciones judiciales son criticables, pero no pongamos en riesgo el sistema.
2- Desde el PP no se puede seguir jugando a deslegitimar al Gobierno, es peligrosísimo. Pedro Sánchez ha sido el presidente legítimo de todos los gobiernos tras la moción de censura de 2018. Pueden criticar sus pactos, pero no restan legitimidad. Pedro Sánchez no busca un cambio de régimen, no es un bolivariano, es un presidente absolutamente democrático.
Los medios de comunicación no pueden ser, como algunos parecen, medios de trinchera. La opinión publicada es fundamental para orientar la opinión pública, y la retroalimentación de la polarización desde los medios está alcanzando niveles desconocidos. Poseen toda la libertad para tener la orientación editorial que deseen, pero también tienen mucha responsabilidad ya que en sus manos reside una capacidad de control del poder básico en democracia.
La ciudadanía debe ser capaz de informarse de manera plural, no solo por los medios de los que espera escuchar lo que quiere oír. Después cada uno ya formará su opinión para hacer juicios críticos. Vivir en una burbuja informativa es lo contrario a lo que nuestra sociedad necesita.
Este no es un empeño buenista, es lo que considero necesario para empezar. Es más sencillo seguir consignas con cierto tinte épico. Mi partido convoca concentraciones para defender la democracia y enfrente tiene las del PP para defender la libertad. Ahora mismo ninguna de las dos está en peligro, pero nada es inamovible.
Termino con dos frases de quien fuera presidente del PSOE Ramón Rubial y que todos los partidos debieran aplicarse: «Y Felipe pasará, porque nadie es eterno; y el partido seguirá, porque lo importante son las ideas, el proyecto». Y la segunda, «Primero España, luego el PSOE y después nosotros, los militantes»
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.