En un reciente viaje a Ereván, capital de Armenia, tuve la oportunidad de conocer de forma directa la situación que vive este país, al haber sido invitado por el decano de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de Ereván, Tigran Yepremyan, a ... quien conocí en Chisinau hace seis años en un proyecto de cooperación conjunto. En la Facultad de Relaciones Internacionales impartí una conferencia y establecí un diálogo con el conjunto de profesores. Volví del país muy positivamente impresionado ya que, a pesar de la agresión que hace dos meses recibió de Azerbaiyán como consecuencia del conflicto de Nagorno-Karabaj, y de haber tenido que recibir a más 100.000 refugiados armenios que allí vivían, el país sigue funcionando democráticamente y, en lo que cabe, con bastante normalidad.
En esta ocasión, estuve acompañado de Eduardo García Cancela, doctorando de la Universidad Complutense de Madrid que está haciendo su tesis sobre este país, y que reside en Ereván desde hace tres meses gracias al programa Erasmus+. También pude cambiar impresiones con la diplomática española Cristina Conesa, que nos acompañó en la universidad y que es la encargada de abrir una 'antena' que posiblemente se convertirá en Embajada de España en Armenia. Hasta ahora no tenemos delegación diplomática en este país, sino que depende de la de Moscú. De las conversaciones mantenidas con ellos y con varios profesores de la Universidad Estatal de Ereván, como Gor Petrosyan, Narek Galstyan y Erik Davtyan, he podido tener una visión más completa de la realidad del país.
Es conocido que, desde el mes de agosto de este año, la Unión Europea, a partir de unas declaraciones del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en las que indicaba que habría que hacer una ampliación de los nueve países potencialmente candidatos antes de 2030, el proceso de ampliación se ha acelerado de forma rápida. Recientemente, incluso se ha producido una decisión de la Comisión Europea, del 8 de noviembre, donde se hace una evaluación positiva de la relación con el conjunto de Estados candidatos y recomendando que Georgia obtenga este estatuto, como ya lo han obtenido Moldavia y Ucrania.
Antes de estar en Armenia, ya veníamos pensando desde el Movimiento Europeo que el siguiente Estado que se podía considerar su posible adhesión era Armenia, ya que era uno de los seis países que formaba parte de la Asociación Oriental, en aplicación de la política de vecindad de la Unión Europea. A los dos primeros, Moldavia y Ucrania, ya se les ha dado la condición de candidatos; a Georgia está a punto de hacérsele y el cuarto es Armenia. Los otros dos no están en condiciones para ser miembros de la Unión Europea; Bielorrusia es claramente imposible por su vinculación a Rusia, y Azerbaiyán está lejos de cumplir las condiciones, además de haber ejecutado la agresión al pueblo armenio.
Por ello, para Armenia es una oportunidad esta nueva situación, ya que para ser Estado miembro no solamente hace falta reunir los criterios de Copenhague, sino que es necesario que la UE se sienta con capacidad de absorber nuevos miembros. Hay que recordar que España tardó siete años y algunos de los países del centro y el este de Europa, que ingresaron en 2004, 2007 y 2013, tardaron más de una década. Por ello, hay que aprovechar la oportunidad de que la puerta se abra, aunque, como es bien sabido, la negociación, al final, se hace por cada uno de los Estados, uno a uno, teniendo en cuenta la aplicación de los requisitos para comprobar que estén en condiciones de ser país miembro.
¿Cuáles son las dificultades que tiene actualmente Armenia para que se estudie la posibilidad de que sea país candidato? Particularmente, la relación que mantiene con Rusia, ya que goza de una relación económica, energética y de seguridad muy fuerte. Por ejemplo, pertenece a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva con Rusia y otros países vecinos de esta. Este tratado garantiza la integridad territorial de sus fronteras. Sin embargo, en la medida en que actualmente no ha sido aplicado en relación a la agresión de Azerbaiyán, está claro que de facto ha dejado de estar en vigor. Ahora hace falta que también lo sea de iure. La relación económica con Rusia es muy fuerte, perteneciendo a su área de libre comercio. También es especialmente importante en materia de energía, gozando de un acceso a un gaseoducto con Rusia que le abastece.
Por lo tanto, para poder intensificar las relaciones con la Unión Europea, es necesario que esta situación de vinculación con Rusia vaya disolviéndose de forma progresiva. Hay que recordar que la Unión Europea tiene ya una misión civil de estabilidad desde hace un año y goza de cierta cooperación al desarrollo así como de ayuda humanitaria, que se ha intensificado con la ayuda a los refugiados provenientes de Nagorno-Karabaj. En relación al funcionamiento democrático del país, este está mejorando progresivamente y, posiblemente, esté en mejores condiciones de lo que está Georgia. Si a esta se le ha dado el visto bueno en relación a la democracia, por qué no se le va a poder dar a Armenia.
Como conclusión, la nueva situación de la Unión Europea, desde la agresión de Rusia a Ucrania, donde se ha producido una cohesión entre los Estados miembros, así como las perspectivas de ampliación a nueve nuevos miembros y la actual situación política de Armenia, en la que tiende a separarse cada vez más de Rusia, debido al incumplimiento de sus obligaciones y a la percepción que hay en Armenia de que en el futuro tampoco va a ser posible esta relación, se convierten en una oportunidad para avanzar en el acercamiento de Armenia hacia la Unión Europea, facilitando que esta pueda convertirse en país candidato. Esta cooperación universitaria en que estamos colaborando puede ser un primer paso en esta aproximación.
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