Secciones
Servicios
Destacamos
La primera vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional francesa situó las candidaturas 'insumisas' –Nupes– lideradas por Jean-Luc Mélenchon algo por encima de las del Ensemble de Emmanuel Macron. La diferencia obtenida por el presidente de la República de seis puntos en la ... primera vuelta de las presidenciales respecto a Mélenchon se acortó tanto el domingo que anuncia una difícil gobernación de una Francia que en las legislativas ha orillado el segundo puesto obtenido por Marine Le Pen en abril. Lo que obliga a Ensemble a mirar hacia su derecha, tratando de apurar todas las posibilidades que se le ofrezcan para eludir la cohabitación entre Macron en el Elíseo y Mélenchon de primer ministro. Cohabitación que no solo pondría en entredicho la viabilidad financiera del sistema de bienestar republicano, a tenor de las reivindicaciones del veteranísimo Mélenchon que acumula cuarenta años en cargos públicos. Supondría también el distanciamiento de Francia respecto a la UE y la OTAN, la consagración de la equidistancia entre Moscú y Kiev en una guerra que para París ya no sería «de Putin», y la impasibilidad del palacio de Matignon –sede del primer ministro– hacia todo conflicto o litigio en el tablero internacional que enfrente a los demás socios democráticos con Rusia o China. Pero la primera vuelta de las legislativas ha disparado otra alerta. Ha establecido el récord de abstención en un 52,48% como media del país. Ello después de que la crisis de representación que afecta desde hace diez años a todas las democracias parlamentarias, como secuela de la crisis financiera global, hubiese barrido a las formaciones tradicionales francesas.
El presidencialismo de Macron ha alejado aún más a la gente de las urnas, advirtiendo de que el desapego que la disputa partidaria provoca respecto a la política no se supera con soluciones providenciales. La gestación de una alianza de izquierdas, que en el caso de Francia va desde el socialismo con décadas de recorrido en el gobierno hasta alternativas que parecen añorar más el pasado que pensar el futuro, representa una fórmula de huida frente a los problemas reales. Una huida análoga a la que, en las últimas semanas, ha llevado a Macron a pasar de puntillas sobre los problemas que aquejan a Francia, a Europa y al mundo. Por lo que el presidente tampoco tiene razones para quejarse de que la mayoría de los franceses se abstuviera el domingo y le complique la segunda vuelta del próximo domingo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.