La foto de los imbéciles

De camino me encontré con una furgona de la Nacional, sus agentes de azul y media docena larga de jóvenes en la pared. Todos mirando al tendido, menos uno, que apoyaba las manos contra el muro, agachaba la cabeza y se esforzaba en abrir las ... piernas en plan Coloso de Rodas, pero en cutre. La foto me pareció entre triste y lamentable. Tanto como que hayamos normalizado imágenes semejantes por costumbre. Da igual que sean por un partido de fútbol de cierta tensión local –es sabido que las herencias han roto las mejores familias, aunque el legado sea una ruina, como es el caso– o durante las copas del fin de semana. En los telediarios del domingo, antes había una sección fija para los muertos en la carretera. Ahora se la dedican a las hostias de los botellones del día anterior, a las peleas entre el cardumen juvenil, a las cargas policiales o a los lanzamientos de botellas contra la autoridad. Y ya sé que la mayoría pasa, como los 6.000 que estaban a la misma hora en Las Gaunas. Pero me cabrea que tengamos que tragarnos siempre la foto y el ratito de telediario de los imbéciles.