El final
CARAS, CARETAS Y CAROTAS ·
(Final del Pregón de San Bernabé dictado en el Centro Riojano de Madrid el 13 de junio de 2014)Secciones
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CARAS, CARETAS Y CAROTAS ·
(Final del Pregón de San Bernabé dictado en el Centro Riojano de Madrid el 13 de junio de 2014)El día 9 de mayo se celebró, en Santiago el Real, un Consejo de Guerra extraordinario (...) y alguien propuso un plan: consistía en salir por la noche de la ciudad y junto con labradores de Lardero, Alberite y Albelda, desviar el Iregua y encauzar sus ... aguas contra el campamento francés. Plan que parece ser que se realizó. Y antes de terminar el consejo, llegó un correo del duque de Nájera: «Resistid cuanto podáis; salgo de Burgos con 15.000 hombres, para estar en esa el día 11; detrás de mí siguen también los gobernadores de Castilla, con las tropas restantes reunidas tras lo de Villalar».
El día 10, cuando los invasores ya estaban pensando en abandonar el Sitio, haciendo bueno eso de que no hay nada lo suficientemente malo que no pueda empeorar, el agua del Iregua invadió el campamento de los franceses. El día 11 de junio, día de San Bernabé, la vanguardia del duque de Nájera entraba con 4.000 hombres por la Puerta del Camino. Había que irse, pensó Lesparre, la ciudad resultaba inexpugnable.
Cañones y bagajes fueron abandonados en el campamento francés. Pocas horas después, mandados por el duque de Nájera y por su hijo, otros 7.000 hombres entraban por la Puerta del Camino
Y el día 12 entraron en Logroño los gobernadores de Castilla y a su frente, como capitán general de las tropas, el conde de Haro. Y los logroñeses colgaron de las torres de las iglesias los estandartes, escudos y armas de los franceses. Y así lo cantó Francisco López de Zárate.
«Esa ciudad que superior preside a estas amenidades,/ y las estrellas con sus torres mide,/ gloria de España, honor de las ciudades./
Mira los chapiteles retocados de celestes reflejos,/ que móviles impiden ser mirados, siendo, / si damos crédito a los ojos, / del campo soles, y del sol espejos.
Allí los bronces rojos, gravemente oprimidos con blasones / de vencidos franceses, / dan fe de los paternos corazones. / Abollados los cóncavos arneses y las huecas celadas / sin resplandor, sin filo las espadas».
Y así fue como aquel ejército de invasión que había recorrido triunfalmente desde los picos del Pirineo hasta las orillas del Ebro vio detenido su avance en Logroño.
(...) Al valor de los logroñeses se debe el que la historia del siglo XVI corriese íntegramente por donde corrió.
Y esa fue la gran gloria de los logroñeses, lograr que la guerra declarada a España por Francisco I acabara antes de empezar. Su resistencia en el asedio posibilitó que, tras lo de Villalar, las tropas castellanistas pudieran reagruparse. Sin esos días facilitados por la resistencia logroñesa, no duden que la historia habría transcurrido por otros vericuetos. Fue gracias al valor de los logroñeses el que España ganara una guerra antes de comenzarla.
Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.
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