Femenino y profesional

Concha Andreu ha logrado en dos semanas entramar los dos primeros niveles del armazón humano del gabinete con el que deberá tratar de sacar adelante su compromiso de «cambiar la tendencia descendente de La Rioja para llevarla al lugar destacado que se merece» con el ... que aterrizó en el Palacete de Vara de Rey. Una estructura amplia, de 56 altos cargos, que crece en número, prioriza la fuerza femenina y equilibra la presencia de profesionales independientes con la de otros de mayor perfil político. El nuevo organigrama se significa también con un par de singularidades: por un lado, la presidenta Andreu mantiene o incorpora a su equipo hasta a siete exaltos cargos que lo fueron en anteriores gobiernos del Partido Popular; por otro, da visibilidad a la cualidad de coaligado de su Ejecutivo con la incorporación de hasta tres cargos vinculados a Podemos, y más concretamente a la diputada y consejera Raquel Romero. Tres cargos con distinto rango ajenos, en todo caso, a la organización morada de La Rioja al menos hasta hace solo unas semanas. Y más allá de los nombres que completan el segundo nivel de la Administración regional y de las circunstancias que rodean a cada uno, en el nuevo gabinete hasta cuatro áreas crecen en trascendencia, significación y relieve del que ahora carecían: Universidad, Transición Energética, Diálogo Social y Fondos Europeos se suman a la nómina de direcciones generales en la que se debe leer como una declaración de principios de Andreu para ahormar el rango de semejantes competencias a los tiempos actuales y a la entidad que en ellos les corresponde. Un cuadro de mando, en fin, significativamente femenino, profesional y progresista, sin llegar a ser disruptivo, cuyo crecimiento en número y presupuesto se justificará, o no, en función de los resultados que sea capaz de hacer percibir al ciudadano.