El mercado inmobiliario en La Rioja atraviesa un periodo de bonanza, aupado por un intenso comienzo de 2025 que augura un ejercicio de gran actividad. ... Si bien siempre resulta complicado prever con ciertas dosis de rigor el alcance de cualquier ciclo ascendente, aventurarse a hacerlo en un sector tan volátil como el del ladrillo representa una especie de quimera. No obstante, los datos evidencian una realidad indiscutible: hacía tiempo que no se vendían tantas viviendas en nuestra tierra.
La estadística registral inmobiliaria muestra que el segundo semestre de 2024 fue especialmente positivo en términos de compraventas, culminando un ejercicio en el que se alcanzaron en La Rioja un total de 4.823 operaciones, un 19,7% más que en el año anterior. Este dato se quedó a las puertas de la barrera de las 5.000 adquisiciones, que se superaron en 2022 de forma extraordinaria y por primera vez en tres lustros.
Sin embargo, conviene destacar que los niveles de compraventa no se encuentran, ni de lejos, cerca de su techo máximo histórico, registrado en el año 2007 y que llegaron a situar a nuestra comunidad en unos índices operativos que rozaban las 8.000 transacciones inmobiliarias.
En el escenario actual, avanzamos por una senda alcista que se ha manifestado también en las primeras estadísticas del año, que dibujan un enero con 1.040 compraventas y un crecimiento del 12,9% con respecto al mismo periodo del año anterior. Como consecuencia de ello, La Rioja ha sido la cuarta comunidad de España que más ha crecido en operaciones en el primer mes, sólo superada por Asturias (21%), Madrid (16%) y Andalucía (14%).
Una de las claves diferenciales de la inercia descrita responde al resurgimiento hipotecario, un fenómeno que se deja notar en el conjunto del país y guarda una relación estrecha con las bajadas de tipos de interés que se han promovido desde Bruselas, a través del Banco Central Europeo, y que facilitan de forma considerable el acceso al crédito de los ciudadanos.
La contención en los precios será el factor clave de los próximos meses
Los efectos de estas medidas resultan notables en el mercado y, por extensión, en la estadística de los registradores. Sólo durante el mes de enero se firmaron un total de 282 hipotecas en La Rioja, lo que supone un incremento del 66,9% con respecto al mismo mes de 2024. El dato sorprende y no sorprende al mismo tiempo. Por un lado, representa una línea de continuidad en relación a la tendencia hipotecaria del cierre del ejercicio anterior, muy ascendente en términos porcentuales. Por otro, resulta llamativo en la medida en que nuestra comunidad es una de las que tradicionalmente menos depende de las hipotecas para las compraventas —sólo el 54,3% de las viviendas se adquiere vía préstamo—.
Probablemente no sean pocos los riojanos que, atendiendo al vertiginoso panorama de crecimiento descrito, se cuestionen sobre cómo puede influir esto en el precio de los inmuebles. La respuesta resulta incierta, aunque los datos dejan algunas pistas que pueden ayudar a que no cunda el pánico.
Pese a que convivimos en los últimos tiempos con numerosos titulares que aluden a una revalorización desmesurada de los inmuebles con vistas a 2025, no existe indicador que señale que esto pueda suceder en La Rioja. Cabe resaltar, en este sentido, que la situación de ciudades como Madrid o Barcelona responde a casuísticas particulares, y que el coste del metro cuadrado en nuestra tierra apenas ha experimentado encarecimientos en estos últimos meses, en los que las compraventas y las hipotecas han registrado una fuerte actividad. El precio medio de éste se sitúa en los 1.298 euros, lo que supone un 3,6% más que en 2023. Dicho de otro modo, el valor de la vivienda riojana se ha elevado en unos niveles similares —ligeramente superiores— a los del IPC, lo que en términos de mercado no resulta muy significativo. En el caso de Logroño, el núcleo urbano de mayor demanda, el precio del metro cuadrado se sitúa en los 1.650 euros de media, sólo un 2,4% más que hace un año. Esta cifra, igual que ocurre con las compraventas, se encuentra alejada de los 1.850 euros de media que llegaron a alcanzarse a comienzos de 2008, cuando aún no había estallado la crisis económica.
Por todo ello, tenemos razones para mantener el optimismo y confiar en el equilibrio de un mercado clave para el crecimiento del país que, al menos en La Rioja, muestra una estabilidad sólida. El escenario actual ofrece además planes que prometen allanar el acceso de los jóvenes a la vivienda, así como el surgimiento de nuevos polos de atracción inmobiliaria que pueden favorecer que nuestra capital se expanda hacia la periferia a partir de la obra nueva. La contención en los precios será el factor clave de los próximos meses para que los riojanos puedan prosperar en sus proyectos de vida.
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