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El aire huele a decepción, el presente a fracaso y el futuro a incertidumbre. El viento sopla gélido entre los dos principales partidos que debieron tejer el acuerdo político que diera satisfacción a los millones de españoles que, tras una masiva participación en las urnas, ... recibieron con alegría el resultado electoral del 28 de abril. Hoy la ilusión se ha disuelto como un azucarillo y se ha transformado en desencanto. No hay gobierno tras este festival de desencuentros. Tampoco se atisba otro alternativo. Ya sea de coalición, a la portuguesa o en solitario, los números solo dan uno como posible aunque cada día resulte más improbable, para angustia de sus votantes y euforia de los restantes. Tras observar las prosaicas negociaciones, ministerio va ministerio vuelve, solo quedan heridas y un horizonte de reproches. Seguramente nada que no pueda superar la grandeza, algo tan escaso como el sentido común. Desde la óptica de los votantes solo hay una cosa cierta: la decepción.

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larioja La felicidad