Faltan hechos, no anuncios
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El plan para acceder a las ayudas europeas ofrece una oportunidad para modernizar el país que no puede caer en saco rotoEl presidente Pedro Sánchez dio inicio ayer a las jornadas de presentación de las 110 líneas de inversión y las 102 reformas de diversa envergadura con las que el Gobierno tratará de acceder al plan Next Generation europeo, que hoy le llevará al Congreso de ... los Diputados y que culminará el 30 de abril con el envío de la propuesta definitiva a Bruselas para acceder a 140.000 millones de euros en ayudas. Las reformas requeridas por la Comisión Europea –que abarcan la sostenibilidad del sistema de pensiones, la revisión de las relaciones laborales y la homologación de la fiscalidad, entre otros objetivos– son compromisos a cuenta con los que obtener los fondos solicitados. Ello obliga a la definición e impulso de cambios estructurales, basados en el acuerdo más amplio entre las fuerzas representativas y en la anuencia de los agentes económicos y sociales.
En una legislatura polarizada como la actual, resulta más fácil lograr frutos de consenso en el diálogo social que el apoyo de la oposición a iniciativas del Gobierno. Pero incluso los partidos más reticentes a secundar las reformas –bien por convicción, bien por cálculo político– han de tener en cuenta que las modificaciones acordadas con la UE comprometerán durante años a todas las formaciones políticas que se hagan cargo de las instituciones. Sánchez insistió ayer en la oportunidad transformadora que representan los fondos europeos para un nuevo patrón de crecimiento de la economía española. La gestación de proyectos de energía limpia, de digitalización, de innovación científica y de optimización integradora de recursos humanos de distintas generaciones cuenta de entrada con el parecer favorable de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Ahora habrán de plasmarse en proyectos que modernicen profundamente nuestro país para reforzar su competitividad en la era poscovid.
El Gobierno central, los autonómicos y Bruselas harían mal en no tener en cuenta el negativo punto de partida sobre el que ha de operar el Next Generation. Tanto en cuanto a la caída experimentada por el PIB como, sobre todo, en lo relativo al tejido económico y productivo, a las características del empleo y la formación iniciales. Para que España entera, pese a la pandemia, empiece a sentir y actuar en positivo sobran los anuncios y hace falta una inyección financiera con sentido y transparente que, de posponerse, generará escepticismo y hasta frustración.
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