Suele pasar bastante a menudo. Alguien nos llama, nos escribe o nos visita (eso era antes del teletrabajo, ay) y nos cuenta su caso. Algo le está yendo mal por culpa de alguien. Ese alguien suele ser, en muchas ocasiones, una administración pública. Así que ... uno escucha, intenta averiguar algo más del caso y, como es canónico, llama a la administración en cuestión para que le explique qué ha pasado; si el quejoso ciudadano tiene razón (o no) y, en fin, si se le puede poner una solución al asunto.

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Es de primero de periodismo de pueblo, ese que a mí más me gusta. Y resulta que a veces eso sirve para algo, y hay cosas que se solucionan y modos de hacer que mejoran.

Eso nos pasó hace unos días. Tuvimos una queja sobre el funcionamiento (más bien no funcionamiento) de la Oficina de Retorno del Gobierno de La Rioja. Es una de esas cosas que andan dentro de la Consejería de Podemos, el extraño ente que tolera la parte real del Gobierno a cambio del voto dócil de su consejera en el Parlamento de La Rioja.

Pues bien. Hizo falta casi una instancia para conseguir simplemente hablar con el responsable de prensa ('DirCom', qué bonito título) de la Consejería. Y el resultado fue... nulo. Ninguna explicación no ya sobre el caso concreto, sino ni siquiera sobre el funcionamiento, criterios o actuaciones de un órgano que pagamos todos.

Es curioso, en una consejería llena de periodistas y que encima tiene las competencias de Transparencia. O lo sería si fuera la primera vez. Pero no lo es. Todos allí siguen a pies juntillas el mismo manual: cualquier crítica a la Consejería de Igualdad significa que uno está en contra de la igualdad como concepto y es, por definición un machista. Ese mismo 'DirCom' tan difícil de encontrar usaba ese mismo día exactamente ese argumento para insultar en Twitter a un compañero que cometió el delito de decir que esa consejería es lo que es. O sea, un chiringuito para conseguir un voto. La igualdad es imprescindible: el departamento que usurpa ese nombre en La Rioja es un chiste.

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Nadie obliga a un servidor público a que le guste un medio de comunicación o un periodista. Ni siquiera a ser simpático con él, aunque la mera cortesía se agradece. Pero dar explicaciones va en el sueldo, aunque no te guste lo que te pregunten, y sobre todo si eso ocurre. Porque ese sueldo lo pagamos todos.

Miércoles | A68

Otra visita de Ábalos

El miércoles, el ministro José Luis Ábalos estuvo cerquita de la frontera de La Rioja, inaugurando un trozo de desdoblamiento de la N-232. Como ya adivinarán, estaba cerca de la frontera, pero por el otro lado: cortando cintas de la A-68, que es como se llama ese desdoblamiento, en Zaragoza. Y poco le queda a esa nacional para conectar con el tramo navarro, que también esta desdoblado hace tiempo.

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Quizá recuerden que ese mismo ministro estuvo por aquí hace unas semanas. No, si ya, si me dirán que hacer comparaciones está feo, pero es que verlo cortando allí la cinta de una autovía mientras aquí inauguró las aceras de un puente no acaba de resultar bonito. Para un riojano, se entiende. Los maños estarán encantados.

La distancia que va de una visita a otra es la que media entre un sitio que importa y otro que no tanto. Y no es cosa del ministro Ábalos, claro, sino que es secular. Así nos vamos quedando, poco a poquito, atrás.

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A todo esto, Ábalos también aprovechó para anunciar la licitación de un par de tramos de autovía en Teruel. Que existe un poco.

¿La Rioja? Buen vino.

Viernes | Coloma

Aquel gran gesto feo

El viernes se nos retiró un medallista olímpico. No es que en La Rioja se pueda decir eso muy a menudo. Casi nunca, de hecho. Carlos Coloma, un tipo dado a emocionarse, lloró a modo en Riojafórum. Estaba en su derecho.

Yo, por mi parte, reconoceré y agradeceré siempre el momentazo de felicidad que me dejó en aquellos Juegos brasileños, peleando como un tigre por conseguir un bronce que sabía a oro. Y recordaré siempre aquella manera tan testicular de entrar en meta Que sí, que está feo, pero que qué más da. Cada uno se acuerda en la gloria de lo que quiere, sobre todo si le ha costado tanto llegar a ella. Grande, Carlos.

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