ÉXITO DE GRUPO

Cuatro candidatos, un solo puesto disponible en una importante y prestigiosa empresa, y una selección que consiste en una entrevista grupal, compuesta por diferentes pruebas que los aspirantes deben resolver. O lo que es lo mismo, 'El Método Grönholm'. Pilar Camarasa, directora y protagonista de la función, consigue una magnífica adaptación de la obra de Jordi Galcerán. Desde el principio de la representación, queda patente la buena sintonía que hay entre los cuatro intérpretes. Como resultado, el público congregado en el Teatro Bretón quedó atrapado por un elenco, que si bien es un grupo amateur, ninguno de ellos desentonaría en cualquier compañía profesional del territorio nacional.

Precisamente, en el poder del grupo reside el éxito de esta obra de teatro. Todas las interpretaciones están a la altura, y ninguna destaca por encima del resto. Esto se consigue gracias a un excelente trabajo desde la dirección de la obra, y que tiene como resultado final, el aplauso generalizado del patio de butacas.

Por todo lo anterior, 'El Método Grönholm' no dispone de una gran puesta en escena. No lo necesita. Cuatro sillas, una mesa, un perchero y un cuadro forman el decorado. Algo básico que rompe la figura de Wall-e, el pequeño robot que les va entregando a los protagonistas los sobres con las pruebas que deben realizar. El vestuario, sencillo pero a la vez caracterizando el papel de cada personaje, que una vez más se consigue romper con la escena en la que los actores deben colocarse unos gorros de torero, obispo, político y payaso.