Si volvéis, el único sitio al que podréis ir es con el tío Antonio. A Mercedes se le cayó la carta de las manos mientras las lágrimas dibujaban el dolor del alma. El tío Antonio había muerto hacía diez años. El mensaje en clave que ... le transmitían desde un pequeño pueblo de Lérida, en un tiempo en el que se violaba la correspondencia, era que el cementerio era la única residencia que les esperaba. Mercedes amaba a Miguel y lo siguió en 1939 a Francia por miedo a las represalias de los vencedores. El nuevo régimen hizo de la violencia y la represión, es decir, del miedo, el pilar que le daría estabilidad y longevidad. Como miles de republicanos pasaron tremendas penalidades. El destino de Miguel fue el campo de concentración de Septfonds (Tarn-et-Garonne) donde vivían en condiciones infrahumanas y adónde acudía Mercedes a verlo desde la alambrada. En democracia, Mercedes regresó a España a abrazar a su familia antes de volver al pueblo cercano a Septfonds en el que vivieron y donde está enterrado su marido.
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Carles Puigdemont vivía en un país democrático en el que la libertad no tiene más límite que el establecido por las leyes en el marco constitucional. Presidía Cataluña pero, pese a las advertencias de letrados y tribunales, decidió vulnerar la legalidad que, ni en la vida ni en la política, coincide con lo que nos da la gana hacer. Si la guardia civil te da el alto a 200 km/hora ¿qué puedes decir para eludir la sanción? Él decidió salir corriendo y se instaló en un caserón en Waterloo que pagan sus seguidores. Los que decidieron quedarse están cumpliendo la condena que los tribunales les han impuesto. El rey emérito, Juan Carlos I, tomó igual decisión y partió al descubrirse la dimensión de su fortuna y el oscuro origen de la misma. Sus actividades han puesto en jaque la institución de la monarquía. Ninguno de los dos es víctima del sistema legal ni del estado español. Si son víctimas lo serán de sus propios actos. En España tampoco hay guillotinas ni campos de concentración.
Habiéndose ido a la Florida el campeón de las mentiras y las noticias falsas puede ser un buen momento para elaborar un manual de verdadero y falso al nivel de Epi y Blas. Podemos comenzar por aclarar quién es víctima y quién se hace la víctima o quién es un exiliado y quién se fuga. En política, aparentar ser víctima suma votos pero al final, la falsedad se manifiesta. Puigdemont juega desde el principio a ser víctima de un estado verdugo pero puede volver a España y asumir las responsabilidades de las que huyó. Víctima es quien no pudo hacer nada para variar su destino y no quien pudiendo elegir, optó por la huida. Que el vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, pretenda convertir en heroica la fuga e insista en ello dice mucho de su obcecación pero no de su inteligencia.
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