Eurovisión

Hoy el periodismo mundial nos saca en portada por la nefasta gestión de la pandemia. La OMS reconoció no saber por qué España iba tan mal, lo cual no sorprende mucho vista la magnitud de los fallos de esa organización. Luego el goteo ha sido constante, más que goteo es una granizada de las que revientan vendimias y hacen al agricultor buscar por los cajones los papeles del seguro.

El periódico The Guardian cuestionó así la gestión de la pandemia en España: «El Gobierno reaccionó tarde y con torpeza. El país carecía de equipos esenciales. Los respiradores, la ropa de protección para los médicos y las pruebas de detección del coronavirus están aún en origen»; el corresponsal Giles Tremlet tuvo muy claro el asunto. Le Monde señaló hace unos días las contradicciones de Fernando Simón, y en ese mismo sentido Der Spiegel dijo que el Gobierno de coalición va haciendo zigzags. Paro ya, pero hay más palos: Financial Times, CNN, el Bild, La Repubblica... parece la votación de Eurovisión cuando concursamos con Remedios Amaya.

En abril el New York Times dijo que la crisis del coronavirus en España se aceleró «por falta de atención a las advertencias», y hace unos días volvieron a dar en el clavo al apuntar que nuestros políticos «tienen escasos incentivos en buscar la excelencia porque saben que los españoles votan a sus partidos con una lealtad solo equiparable a la que sienten por su equipo de fútbol». Lo leí y volvió a sonarme en la cabeza el lamento de Voltaire: «Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran».