Los millonarios incentivos de Estados Unidos y China a la industria no contaminante, que cuando menos bordean la competencia desleal, obligan a Europa a reaccionar para impedir una fuga masiva de empresas y, además, no quedarse atrás en el ineludible proceso de descarbonización y digitalización ... de la economía. Bruselas ha anunciado que relajará hasta 2025 las ayudas de Estado destinadas a acelerar la transición verde y facilitará la concesión de subsidios y exenciones fiscales a las inversiones de los sectores afectados. El plan divide a la UE ya que, al no incluir de momento una dotación extraordinaria de fondos comunitarios y depender por tanto de los recursos propios de cada país, presenta el evidente riesgo de favorecer a los socios con mayor capacidad financiera, lo que rompería los equilibrios del mercado interior. Europa necesita encontrar una rápida respuesta a este desafío antes de que la ventaja adquirida por EE UU y China resulte decisiva. Necesita estar en disposición de competir de forma eficaz con ambas superpotencias y no repetir el mayúsculo error estratégico por el que se vio relegada en la industria electrónica, el mundo digital o la fabricación de microchips.
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