La eterna reivindicación
Porque no hubo venta ni renuncia, La Rioja debería demandar judicialmente las Glosas Emilianenses
IGNACIO ACHÚTEGUI CONDE
Domingo, 13 de junio 2021, 02:00
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IGNACIO ACHÚTEGUI CONDE
Domingo, 13 de junio 2021, 02:00
La Rioja..., este pequeño rincón de España cuyo nombre se pasea por todo el mundo envuelto en vidrio mostrando el orgullo de su gente, su ... tierra y su trabajo. La Rioja acaba de celebrar la fecha en que nos otorgamos carta de libertad y nos presentamos ante España mostrándonos cual somos (siempre lo habíamos hecho) y aún más importante, cual queremos ser.
La Rioja se identifica con aquel reino de Nájera que las gentes de entonces comenzaron a nombrar Rioja. Desde entonces, riojanos nos proclamamos, al igual que lo hiciera en 1228 aquel cura de diócesis de Calahorra de nombre Martino Pascasii (que pasa a la historia como la primera persona conocida que se autorreconoce como riojano) y, como pocos años después, el mismo Gonzalo de Berceo, rïojanos, nombrará a los vecinos del santo Aemilianus, Millán para la actualidad.
En 1982, La Rioja se dota de un Estatuto de autonomía con él que llegan nuevos tiempos de prosperidad a esta tierra nunca antes alcanzados. La provincia había sido dependiente en aspectos universitarios, sanitarios, obras públicas..., bien de Madrid, bien de entes pseudorregionales instituidos de manera artificiosa y que se encontraban en distintas ciudades de nuestro entorno. Es con la constitución de la comunidad autónoma de La Rioja, que todo ello se acerca instalándose en Logroño, con el subsiguiente beneficio de la proximidad entre administración y administrados. ¡Cómo ha cambiado nuestra querida Rioja!
Por ello, cada nueve de junio celebramos el Día de La Rioja con el orgullo de ser riojanos y de haber conseguido hacer brillar nuestra estrella en el firmamento común. Los distintos presidentes riojanos glosan las excelencias patrias en un discurso cada año más institucional y menos reivindicativo. Lejos quedan las emociones y ansias de aquellos primeros Días de La Rioja.
Cada nueve de junio, a la persona que ostenta la representación y dirección de nuestra comunidad se le llena la boca con las palabras Rioja, riojanos, riojanas y otras como comunidad, identidad, y como no, lengua, idioma, Yuso, Suso y Glosas. Nuestra presidencia glosa con vehemencia el nacimiento de nuestro idioma en los monasterios de San Millán de la Cogolla y el compromiso de su mandato con toda actividad relacionada: Camino de la Lengua, Aula de la Lengua, Valle de la Lengua, toda vez que el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad ya fue otorgado por la Unesco.
Mi disidencia con las palabras de nuestros sucesivos presidentes viene dada por su conformidad de facto demostrada con la situación de desamparo que sufre La Rioja ante ciertas situaciones de agravio. Sobre asuntos políticos y económicos ya surgen muchas voces riojanas dispuestas a hacer bandera enmendando la plana a quien corresponda. Sin embargo, son contadas las que se erigen en defensa de nuestro patrimonio más universal, la lengua y las Glosas Emilianenses, y que cada nueve de junio son citadas por nuestra presidencia como valor patrimonial en alza. En los discursos de este Día de la Rioja, seguramente se hablará con orgullo de nuestro bien literario más preciado, aunque, se pasará totalmente por alto la circunstancia de que las Glosas fueron expoliadas de La Rioja hace doscientos años y siguen 'secuestradas' en la Real Academia de la Historia.
Aquellos libros monacales permanecieron en San Millán durante siglos hasta 1821. Contra la voluntad de los monjes y de los vecinos, salieron de San Millán expoliados. No hubo cesión, ni venta, ni renuncia. Tras unos años de estancia en la delegación gubernamental de Burgos, se les pierde la pista por manos privadas hasta que son localizados y trasladados a la Real Academia de la Historia que en 1872 se convierte en su guardiana, situación que perdura en la actualidad.
Desde temprano, varias voces se levantaron solicitando la devolución de los incunables sustraídos y sobre los cuales jamás hubo renuncia. La primera en 1845, le siguen 1848, 1863, 1878 y ya más recientemente 1978, 1980, 1990, 1995, 1996, 2006, 2009, 2011, 2017 y 2021. Historiadores, ilustrados, frailes, consejeros y presidentes riojanos, asociaciones culturales, partidos políticos, periodistas y este que suscribe completan la nómina de solicitantes.
La negativa de la Real Academia de la Historia a tratar la devolución de las Glosas a su origen, del que salieron con la oposición de sus propietarios y de sus vecinos, podría contravenir el espíritu y la normativa de la Unesco; más aún, siendo la Academia una fundación privada. Que el legado histórico de nuestra comunidad se encuentre encerrado entre unos muros privados –con la aquiescencia del Ministerio de Cultura y Deporte y del Ministerio de Ciencia e Innovación– se alejaría demasiado de lo que pregonan distintas directrices de la Unesco que tratan sobre el «papel fundamental que juegan las comunidades locales en el proceso de identificación, de protección, difusión y de gestión de los bienes, e insiste en la importancia que tiene la participación de la comunidad».
Y precisamente porque no hubo venta, ni renuncia y han sido reclamadas desde siempre, el Gobierno de La Rioja debería demandar judicialmente las Glosas Emilianenses.
Las Glosas Emilianenses suponen el mayor bagaje cultural de La Rioja y nuestra más extraordinaria aportación al mundo.
(enos siéculos de los siéculos
Amén)
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