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Mientras París ardía y atraía las miradas de medio mundo, en España seguíamos con nuestro incendio particular. La caldera electoral parece la de la catedral de Notre Dame, va subiendo a tal temperatura que confío en que los bomberos, que somos los ciudadanos, ... podamos evitar el desplome del edificio de la convivencia. La tensión y la bronca son muy superiores al nivel de los argumentos y de las propuestas. Hasta una niña puede superar en sentido común a muchos candidatos seleccionados al calor del impacto mediático más que por sus cualidades para representar la soberanía nacional que, visto lo visto, anda llorando a escondidas tras los leones del Congreso.

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larioja La estrella