«Estimados clientes:

Este es el extracto de la comunicación que una asesoría riojana envió ayer a sus representados. Supongo que el contenido será muy similar al remitido por no pocos colegas a sus clientes.

Son cientos –miles sin lugar a equivocarse– los empresarios riojanos que han llegado tarde a las ayudas directas del Plan de Rescate. Hablo de autónomos, de microempresas. De modestos talleres, de pequeños comercios. Aquí no hay corteingleses, santanderes, telefónicas, iberdrolas o petronores. Hay negocios virtuosos en su sencillez y, a la vez, gigantes por su contribución a la fisonomía urbana de la que luego presumimos.

En el mejor de los casos serán capaces de manejarse por sí mismos ante la administración pública e, incluso, de costearse un asesor avispado que les libre de la pesadilla de tramitar en plazo. En el peor, y aun sabiéndose superados, contratar un consultor les resultará un inasumible exotismo. Y así es como llegan a una mañana, tal que la de este lunes, y se preguntan dos cosas: a quién se refiere su Gobierno cuando dice que nadie quedará atrás y quién es realmente el que está sobrepasado.