Nos hemos quedado mudos ante la última amenaza del presidente de EE UU, Donald Trump, para elevar los aranceles al vino al 200%, tanto, que ... como eurodiputada he interpelado a la Comisión Europea para conocer las medidas que van a implementar para evitar esta aberración o, de hacerse realidad, saber cómo va a contrarrestar los perjuicios irreparables que se ocasionarán al sector.
En los últimos años, el conflicto comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos ha tenido un efecto muy negativo en varios sectores económicos clave. Uno de los más perjudicados ha sido, sin duda, el sector del vino, especialmente en lo que respecta al vino de Denominación de Origen Rioja. Las políticas proteccionistas implementadas por Trump abren una guerra arancelaria que no tiene ningún beneficiario y sí muchos perjudicados. Los países de origen de los alimentos tienen un problema, porque se incrementa el precio de los productos y va a ser más difícil ponerlos en los mercados. Y los receptores de esos productos también pagarán más por dichos productos. Estamos avanzando hacia un escenario malo para empresas y peor para los consumidores, en el que la imposición de aranceles incrementará la incertidumbre de la economía, aumentará la inflación y desestabilizará los mercados. Esto perturbará las cadenas de suministro a nivel global y provocará la pérdida de confianza entre países.
El vino Rioja, uno de los mejores exponentes del vino europeo, ya ha sufrido con los aranceles que desde 2019 se incrementaron hasta un 25%. Estados Unidos es uno de los principales destinos de exportación para nuestros caldos, y antes de la imposición de estos aranceles, las exportaciones a este mercado representaban una parte significativa de la producción de los viticultores riojanos. En 2019 el vino de esta región representaba el 20% de las exportaciones españolas de vino, según datos del Consejo Regulador de la DOC Rioja. Desde entonces, las exportaciones de Rioja a Estados Unidos han caído en torno al 30%.
La Unión Europea está buscando soluciones que mitiguen los efectos negativos de los aranceles
En términos de volumen, el vino de Rioja alcanza los 300 millones de botellas exportadas anualmente. De ellas, aproximadamente el 30% se destina a mercados fuera de Europa, con Estados Unidos como uno de los principales importadores antes de la guerra arancelaria. En la actualidad de hecho, de los 99 millones de euros en exportación en vinos, el 10% se destina a EE UU, que es el tercer país en importancia en este sentido para los vinos riojanos.
A partir del 15 de junio de 2021, EE UU y la UE alcanzaron un acuerdo para suspender los aranceles impuestos durante cinco años, es decir, hasta el 11 de julio de 2026. Los productos españoles que están afectados son aeronaves, aceite de oliva y vinos con alcohol inferior al 14%, además de aceitunas verdes, quesos, cítricos, carne de porcino o conservas de moluscos.
Las medidas arancelarias que anunció Trump hace semanas que supondría introducir un arancel del 25% sobre el vino serían muy perjudiciales para el Rioja. Las bodegas ya están adelantando los envíos de vino a Estados Unidos para antes de ese 2 de abril, fecha en la que se haría efectiva la amenaza. Pero esa no es la solución, eso es pan para hoy y hambre para mañana.
A largo plazo, y solo con ese arancel del 25%, un vino de Rioja acabaría costando más, y algunos compradores buscarían alternativas más económicas en países como Chile, Argentina o Australia. Al final, quien paga las consecuencias son las bodegas europeas, que son las que pierden competitividad en uno de sus principales mercados; los propios consumidores estadounidenses, porque tendrían menos variedad o pagarían más; y las cadenas de valor por el impacto que tendría sobre la industria y hostelería. Pero con ese 200% anunciado ahora, las opciones de que el vino europeo entre en EE UU serían ínfimas.
La Unión Europea está buscando soluciones que mitiguen los efectos negativos de los aranceles. De momento, ante la entrada en vigor de los aranceles al acero y aluminio que ya están en funcionamiento, la UE ha respondido ya re-introduciendo los aranceles a productos como el bourbon, las motocicletas y otros productos, una medida que se impuso durante el primer mandato de Trump y que estaba suspendida. Pero, ¿cómo va a responder el Gobierno de España? Silencio.
Es de especial importancia que todas las partes sean conscientes del daño que pueden causar. El vino es un sector que atraviesa una crisis que requiere ya de herramientas para atajarla y no podemos poner en juego su viabilidad a futuro. Es responsabilidad de todos que este sector quede fuera de esta guerra comercial. Tenemos que ser mucho más respetuosos y no utilizar a los productores y a los consumidores como rehenes de una guerra política que no tiene mucho sentido.
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