La manifestación de ayer en Madrid convocada por la ANC y Òmnium Cultural -18.000 personas según la Delegación del Gobierno, 120.000 según los organizadores-, encabezada por Torra, para protestar por el juicio del 'procés' y reclamar la libertad de los presos, discurrió festiva, ... sin incidentes. La marcha se basó en una insistente repetición del lema «La autodeterminación no es delito. Democracia es decidir». El fondo del asunto es más que cuestionable porque encierra una consciente tergiversación. En efecto, el independentismo o la defensa del derecho de autodeterminación no son un delito. Lo que sí es una infracción legal punible es violentar la Constitución democrática, utilizar las instituciones para conseguir objetivos ilegales, desconocer que en el Estado de derecho los procedimientos son tan relevantes como las propias normas. La democracia parlamentaria es el método más perfeccionado que existe para resolver conflictos políticos y saltarse sus reglas no es más democracia sino un atentado contra la convivencia, una regresión a etapas predemocráticas a las que muy pocos quieren regresar.

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