Las letras del Tesoro son percibidas como la opción más segura para recuperar con un mínimo interés la inversión de los particulares. Desde el pasado año se están presentando, además, como la alternativa más rentable con diferencia. Un 2,98% para las letras a un ... año en la anterior subasta de enero y un 2,83% en la de este martes resultan ineludibles para la cartera de los inversores institucionales –incluidas empresas y organismos públicos–, y atractivos para infinidad de ciudadanos que buscan depositar una parte de sus ahorros en algo que les rente económicamente y les satisfaga en su estima personal. También porque participar en la financiación inmediata del Estado hace que invertir en letras u obligaciones del Tesoro parezca situarse al margen de la especulación. Las colas de ahorradores que se acercaron a las sedes del Banco de España ofrecen la imagen de aquellos ciudadanos que prescinden de la intermediación bancaria o profesional, e incluso de la digital, para acceder a la oferta del Tesoro. Una parte de los 1.200 millones que hoy acabaron en manos de particulares, de los 4.000 millones colocados en el mercado a un año. Pero una parte significativa, en su personación en las oficinas públicas, de las expectativas generadas por las subastas del Tesoro español y de la necesidad de tantos ciudadanos y familias de optimizar hasta el último euro su modesta hucha.

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El Tesoro se muestra en disposición de multiplicar hasta por tres la remuneración ofertada por las entidades financieras. Pero con un volumen insuficiente para inducir cambios en el negocio bancario. También porque a pesar de su naturaleza pública el acceso a las letras del Tesoro resulta aún más complicado que el vínculo físicamente más distante cada día con las entidades financieras que administran los depósitos de la inmensa mayoría de los españoles. La efervescencia del atractivo del Tesoro revela un trasfondo de incertidumbre. Pero también aflora las debilidades de unas cuentas públicas necesitadas de continuar endeudándose bajo una determinada gestión de los intereses del país. Las exitosas subastas del Tesoro no lo son tal para el Estado. Lo son únicamente para el Gobierno que se financia a costa de los contribuyentes de los próximos años, aunque miles de españoles se beneficien de lo que inviertan estos meses en letras del Tesoro.

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