Borrar

Espiral de muertes

Editorial ·

El conflicto entre Israel y Palestina sigue sin solución y pone en evidencia a la diplomacia de Estados Unidos y la Unión Europea

Sábado, 15 de mayo 2021, 02:00

La escalada de violencia y muerte de civiles que protagonizan el Gobierno de Israel y la organización islamista Hamás, que domina Gaza desde 2007, tuvo esta vez su origen en la expulsión de familias palestinas de sus viviendas en el barrio de Sheikh Jarrah, y en las manifestaciones sionistas en celebración del Día de Jerusalén. Siguieron movilizaciones de protesta reprimidas, que volvieron a tener como epicentro de la confrontación la Explanada de las Mezquitas. Otra vez las milicias de Hamás aprovecharon la ocasión para hacerse valer mediante el lanzamiento de cohetes dirigidos contra la población israelí. Y mientras la convivencia entre árabes y judíos se tornaba en la caza del vecino en algunas localidades mixtas, el Gobierno en precario de Benjamín Netanyahu reaccionó como en 2014 bombardeando la Franja. El titular de Defensa israelí en funciones, Benny Gantz, era el jefe del Estado Mayor durante aquellos bombardeos y había pactado relevar el próximo noviembre al actual primer ministro dentro del acuerdo de coalición en el que el exgeneral representaba al partido Resilencia. Un indicativo del carácter deliberado de la actuación de Israel.

Esta nueva crisis devuelve la mirada de la población palestina hacia Hamás porque relega a la Autoridad Nacional de Mahmud Abás a un papel que ni siquiera llega a ser secundario en el conflicto, limitándose a tratar de contener la influencia de los más extremistas en Cisjordania. Pero también revela la incapacidad de la Unión Europea para actuar diplomáticamente al otro lado del Mediterráneo, tal como reconoció ayer su Alto Representante, Josep Borrell. Además, se constata que la influencia de Estados Unidos sobre el terreno está demediada desde el momento en que ninguna Administración puede cuestionar el derecho de defensa de Israel sean cuales sean los métodos que emplee para ello porque el voto judío resulta determinante en la balanza interna norteamericana.

El consenso de poder en Israel vive de negar un estatus de legitimidad colectiva, incluso de ciudadanía, a los palestinos. Hasta el punto de que el éxito de su campaña de vacunación soslaya el hecho de que la población de los territorios ocupados sigue expuesta al contagio. El consenso de poder sobre la comunidad palestina se basa en perpetuar la negación del Estado de Israel, en una espiral perfecta para que siga siendo un conflicto sin solución. Un punto geográfico hacia el que el mundo continúa drenando tensiones también durante el siglo XXI.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Espiral de muertes