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Por allá por el mes de junio apareció por La Rioja Miguel Tellado, uno de los fontaneros de Génova. El vicesecretario de Organización llegó por estos lares discretamente, discretamente se reunió con todas las fuerzas vivas del PP y discretamente les pidió que cerraran la ... boca.
No sé muy bien cómo lo hizo, pero el caso es que fue extremadamente convincente. La tremolina que iba creciendo con los meses entre las dos candidaturas presentadas (Bretón y Domínguez) y la otra a medias (la 'tercera vía' de Cuevas) amenazaba tormenta. Y, lo que es peor, al PP se le iba poniendo cada vez más carita de Riojafórum, aquel congreso al que llegaron Ceniceros y Gamarra casi a puñetazos y del que el partido salió partido... por la mitad.
Pero lo dicho, se fue Tellado, y de repente los contrincantes desaparecieron de la vida pública. Silencio respetuoso, y cualquier pregunta, respondida por un «lo que Madrid diga».
El silencio ha roto este lunes. La carta-petición-manifiesto que ha llegado este lunes a Génova se puede resumir en un «venga que vamos tarde». Ninguno de los contrincantes dice estar detrás del asunto. Cierto es que en la acera de Génova había caras muy 'bretonistas' desde el inicio, pero también que el número de firmantes movilizado (sobre todo alcaldes y portavoces) es grande como para adscribírselo únicamente al exdelegado.
Pero aunque así fuera, es indudable que la letra del mensaje encaja como un guante en lo que piensa el entorno 'popular'. Que ya casi está en un «lo que sea, pero para ayer».
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Mientras, aunque las cabezas de candidatura estuvieran calladas, los mentideros no han parado de soltar rumorología. Y en esa rumorología el nombre era casi único. Ni Bretón, ni Domínguez, ni Cuevas: Cuca Gamarra. Como solución para siempre o con un plan de vuelta a Madrid si Feijóo acaba presidenciando. Pero Cuca Gamarra.
Lo cierto es que la cosa, sí, ya va tarde. Hacer listas electorales en un sitio como La Rioja no es juntar 35 nombres y pintar carteles. Hay otra parte, la de las municipales, que exige mucho trabajo: sacar alcaldables en los 174 pueblos es un esfuerzo mayúsculo, sobre todo cuando no se cuenta con el Boletín Oficial para empujar.
La opción Gamarra ayudaría en un sentido evidente: cualquiera de los candidatos a presidente, sobre todo Alfonso Domínguez, tendría que luchar contra el desconocimiento de una parte del electorado. Pero la exalcaldesa, carne de telediario diario, no necesita casi ni campaña para aprovechar y aumentar en La Rioja la ola en la que va montado Feijóo.
A uno, desde lejos, le da que Gamarra no es que esté deseando volver a La Rioja y desaparecer así de la escena nacional. Así que habrá que estar atentos a lo que venga. Pero desde luego, al PP se le acaban las hojas de la margarita.
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