El titular del periódico desprende una mezcla de desenfado y reivindicación que atrapa la atención al instante. «Plan de chicas empoderadas», dice en letras bien gordas. El plan al que alude el reportaje relata una escapadita nocturna para disfrutar de un 'gastro' que, si por ... alguna extraña razón usted no lo conoce o jamás ha comido allá, está de moda entre lo más chic de Palma. Las chicas que han urdido el plan posan justo encima, en una foto de esas que de tanto querer transmitir naturalidad y frescura contagian artificio. Se trata de Doña Letizia, la reina emérita, la princesa Leonor y la infanta Sofía, que miran a la cámara con sendas sonrisas evanescentes, de las que solo pueden dibujarse cuando uno está de vacaciones y un yate te espera amarrado en el puerto. Las cuatro llevan vestidos vaporosos, les brilla la piel bronceada –a la mujer del cazador de elefantes que sigue instalado en Abu Dabi un poco menos, la verdad– y cada una sujeta su respectivo bolso con un gesto parecido pero distinto, equilibrando así la composición de un cuadro casi perfecto. El «empoderadas» que adjetiva la noticia despista en primera instancia, pero el texto aclara unos párrafos más adelante que se refiere a «plantarse en minifalda y pasar del que dirán» (sic). En la sección de política, el mismo diario recoge el malestar de Podemos con la Corona y exige una disculpa urgente. No a ellas, sino al padre, marido e hijo de las chicas empoderadas que salieron a cenar mientras él estaba en Colombia en la toma de posesión del presidente y no se levantó ante la espada de Bolívar. Quizá lo que de verdad requiera pedir perdón es tanto exhibicionismo regio mientras la inflación vuela, la gasolina cuesta un riñón, el aceite es un lujo y miles de sus súbditos no pueden irse de veraneo. Ni siquiera a un palacio en Mallorca.

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