Un escrutinio incierto
Editorial ·
Lo fundamental es que no se proyecte más falacia, demagogia y crispación hacia la política española, ni se cieguen posibilidades para la recuperaciónEditorial ·
Lo fundamental es que no se proyecte más falacia, demagogia y crispación hacia la política española, ni se cieguen posibilidades para la recuperaciónEl resultado de las elecciones del 4 de mayo a la Asamblea de Madrid será indicativo del momento que atraviesan las formaciones políticas de ámbito nacional. A dos años vista del final de la legislatura y de que se celebren los próximos comicios locales y ... autonómicos, la comunidad de Madrid podría atenuar la fragmentación partidaria que afloró en el 2015, devolviendo el panorama general a un bipartidismo imperfecto entre el PP y el PSOE. Es en lo que coinciden los sondeos publicados, incluido el del CIS de ayer. Sitúan a Ciudadanos con dificultades para alcanzar el 5% imprescindible para obtener escaños en la asamblea madrileña, pronostican que la candidatura de Pablo Iglesias no asegura a Podemos mucho más que su presencia parlamentaria, y constatan que Vox pierde gran parte de su terreno anterior frente a Isabel Díaz Ayuso. Hasta el punto de que el debilitamiento de los grupos con menor representación podría resultar definitivo para inclinar la balanza hacia la derecha o hacia la izquierda. Lo que ocurra en Madrid determinará la evolución de la legislatura, la situación interna en los distintos partidos y la correlación de fuerzas en cada uno de los dos bloques. Desatado el seísmo de las mociones de censura que desembocó en la convocatoria electoral madrileña, parece evidente que los intereses de aquellas formaciones que aspiran a incrementar su poder político no son fáciles de conciliar con los de aquellas otras que hoy se juegan la supervivencia. Las encuestas describen una liza electoral de muy incierto resultado. De manera que los contendientes se debaten estos días entre arriesgarse para mejorar perspectivas, o contenerse para evitar errores que podrían resultar fatales en plena campaña. Aunque lo fundamental es que la contienda madrileña no proyecte más crispación hacia la política española. No ciegue aun más las posibilidades de encuentro entre diferentes para afrontar los desafíos comunes de la pandemia y la recuperación. No abone las falacias y la demagogia desvirtuando la política en su relación con las necesidades y los anhelos ciudadanos. Madrid no puede totalizar las vicisitudes del conjunto de España, y los protagonistas de la política madrileña y los partidos a los que pertenecen no deberían hipotecar la política española –la política en todas las comunidades de España– según las pulsiones de Ayuso, Gabilondo, García, Monasterio, Iglesias o Bal.
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