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Fueron una tortura, pero de los debates entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la última intentona de investidura del presidente en funciones, aprendimos una gran lección: nunca más una negociación pública destructiva y a cara de perro. El próximo debate se celebrará después de ... las elecciones del 10 de noviembre y a éste, podría incorporarse un nuevo orador, Íñigo Errejón. Si decide concurrir sólo en circunscripciones electorales grandes y consigue un puñado de diputados será, seguramente, a costa de Podemos que en su día lo dejó en la estacada.
Una corriente de aire fresco se colaría en el bloque progresista y la posibilidad de alcanzar acuerdos con partidos afines consolidaría la investidura de Pedro Sánchez, el candidato nuevamente ganador según todas las encuestas. Además, los azotes de Iglesias al líder del PSOE perderían capacidad de impacto.
En la entrevista del pasado jueves en laSexta, Sánchez destacó que «había diferencias notables entre la estrategia y cómo entiende la política Íñigo Errejón y el señor Iglesias». Ahí quedó eso. Pareció que de esa forma el presidente recriminaba al líder de la formación morada su actitud de estos últimos meses, y animaba además a Errejón para que diera el salto y se presentara a las elecciones generales.
Si finalmente se sentara de nuevo en el hemiciclo es porque habría restado votos sobre todo a Unidas Podemos. Su número dos, Irene Montero, ya ha anticipado que no teme esa posibilidad. Pero no deberían estar tranquilos. El talante del antiguo dirigente de UP es mucho más templado que el de Iglesias y su capacidad de diálogo y reflexión parece más mesurada.
Mientras sus fieles debaten si se constituyen en partido, algo escuece entre sus adversarios políticos que gobiernan la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. La presidenta Isabel Díaz Ayuso (PP) ha abierto el camino de la descalificación. En su opinión, a Errejón no le importa absolutamente nada la política madrileña (es diputado en el Parlamento autonómico) y está deseando cambiar de tercio. Además, «trabajar, trabaja poco». ¿Tendrá miedo Ayuso a que Errejón dé el salto?
El interesado sigue contestando con evasivas, pero no da puntada sin hilo. «La política parece que ya solo es un foro de encuentros y desencuentros de políticos», decía recientemente en TVE. Y añadía en su cuenta de Twitter: «La política lleva demasiado tiempo estrechándose, cerrándose sobre sí misma, sobre discusiones y negociaciones entre políticos. Así se aleja de la vida de la ciudadanía y de las transformaciones que necesitamos como país. Y en ese clima crece el cinismo».
Sin duda, para Pedro Sánchez una negociación con el equipo de Errejón sería un mar en calma, frente a lo ya vivido. Errejón es mucho Errejón.
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