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Finalizadas las Olimpiadas de París, compruebo con cierto estupor que uno de los coletazos que sigue agitando la celebración deportiva por excelencia no es la clase y la excelsa deportividad de Simone Biles, la dolorosa decadencia de Rafa Nadal, ni la brega de la selección ... nacional de fútbol, ni siquiera la flamante victoria en la final de nuestra soberbia selección de waterpolo femenino o la cinematográfica aparición de Tom Cruise en la ceremonia de clausura… No, el debate está en si el oro de Imane Khelif es justo y si su participación en las olimpiadas, o la de la tailandesa Janjaem Suwannapheng, fue adecuada.

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