Secciones
Servicios
Destacamos
Prolongando su proliferación literaria, hace unas semanas se publicó Holly, la nueva obra de un genio como Stephen King, en la que un personaje secundario de una de sus mejores obras, 'Mr. Mercedes', se consagra como una de las protagonistas más firmes de un género ... que tanta popularidad ostenta actualmente como la novela negra.
Al leerla y maravillarme, una vez más, de la calidad literaria de uno de los mejores escritores contemporáneos a nivel mundial, me hice la pregunta que me llevo haciendo desde que, con trece años, leí 'IT' y me enamoré de la literatura del maestro: ¿cuándo demonios se tratará al 'Rey' como lo que es, uno de los mejores escritores de la historia?
Y que no me vengan con que la literatura de terror es para minorías, que siempre hace el mismo libro y toda esa sarta de memeces que se multiplican en las redes como gremlins para menoscabar el arduo trabajo de un tipo que hace décadas que podía haberse sumido en el conformismo de saberse uno de los escritores que más ejemplares vende a nivel mundial y que, sin embargo, sigue buscando en su interior una forma de evolucionar su escritura y, de ese modo, explorarse a sí mismo en todas y cada una de sus maravillosas creaciones. Donde muchos escritores alcanzan su cenit, King sigue evolucionando.
¿Terror? Por favor. Quien haga esa afirmación debería estremecerse con la crueldad de la violencia doméstica de 'Dolores Claiborne', sufrir con las vicisitudes de los niños de 'El Instituto', agitarse con la crueldad púber de 'Verano de corrupción',con la vulnerabilidad ante la perdida de 'La historia de Lisey', gozar de la épica de la saga de 'LaTorre oscura' o doblar el espinazo en rendida pleitesía ante esa maravilla narrativa, uno de los mejores libros del siglo XXI, como es '20/11/63'. Sin menospreciar, lógicamente, que cuando King escribía terror parió obras maestras del género como 'IT', 'El misterio de Salem's Lot'o 'Misery'. Novelas que más allá de encumbrarle como un ícono de finales del siglo XX, convirtieron a Stephen King en un referente de cuyas obras han bebido autores como Mikel Santiago, Javier Díez Carmona, Manel Loureiro o, de una forma infinitamente más humilde, el aspirante a plumilla que firma esta columna.
Es un dogma habitual e incomprensible el de encumbrar la intelectualidad de autores de minorías en detrimento de otros que han logrado el hito de unir la excelencia literaria con las ventas. Un mal que también sufre otra de las piedras filosofales de la literatura actual como es Haruki Murakami.
Algún día, cuando King ya no esté entre nosotros y añoremos su proliferación, se escucharán alabanzas, se escribirán miles de artículos reivindicando su figura en la historia de la literatura universal y sus obras se llevarán a estudio. Yo prefiero leerlo, alabarlo y aprender de él ahora. Reivindicando al genio de Maine como una de las mentes más preclaras de la narrativa contemporánea.
God save the King.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.