Doctores de saldo

Sin embargo, uno de los grandes proyectos del Gobierno actual en La Rioja es la construcción de una facultad de Medicina. ¿Para qué? ¿Para nutrir de médicos a las provincias aledañas? Porque una cosa resulta evidente. Si a un médico en formación, después de realizar el MIR, le ofreces diferencias salariares como las que sacaba a la luz el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, difícilmente pasarán a engrosar la nómina de nuestros hospitales o centros de salud, que es donde verdaderamente tenemos el problema.

No hay médicos. No hay especialistas. Y los que hay, extrañamente se decantarían por la oferta de una pequeña comunidad que ofrece una gran calidad de vida pero un salario poco acorde a lo que se ofrece en el resto de comunidades. Incluso si has pasado seis años formándote en Logroño y preparando el MIR posterior, ya que seguramente aparecerán academias formativas en el preciso momento en que se inaugure la facultad, es improbable que la aspiración de cualquier futuro galeno sea la de quedarse en una comunidad autónoma que ostenta, para escarnio de nuestros dirigentes, sueldos muy por debajo de la media nacional.

Resulta obvio que la creación de una facultad de Medicina es un salto evolutivo e importantísimo no solo para Logroño, sino para toda La Rioja. Pero, del mismo modo, si no conseguimos hacer atractiva nuestra sanidad para los médicos que finalicen sus estudios en dicha futura facultad, de poco nos servirá. No seremos sino cantera de hospitales del norte con remuneraciones mucho más interesantes que la nuestra. Es importante, por no decir fundamental, establecer una base y potenciarla. Pero si cuando realmente se va a sacar beneficio neto de esa apuesta no seducimos a los titulados con estabilidad y rendimiento económico, difícilmente solventaremos el déficit de médicos que sufre hoy día el Seris.

No luchamos ya contra países donde nuestros médicos jóvenes emigran en busca de una situación laboral que es infinitamente superior a la que se puede encontrar en España. Ya no somos una sociedad timorata, que temía todo aquello que trascendía más allá de los Pirineos. Nuestros jóvenes son valientes y ambiciosos; es lógico que busquen fuera lo que no somos capaces de ofrecer dentro. Y si ya, en ese 'dentro', ubicamos a La Rioja como uno de los destinos económicamente menos seductores de todo el país, tenemos un problema que ni media docena de facultades de Medicina podrían solventar.