El confinamiento y el parón de la economía ocasionados por la pandemia han tenido sus graves repercusiones negativas en el empleo, reflejadas en los datos del SEPE de marzo y de abril. Entre ambos meses, el paro ha subido en casi 600.000 personas (algo ... más de 300.000 en marzo y 282.291 en abril) lo que ha dejado el desempleo en 3,8 millones de parados, en tanto se han destruido en los dos meses casi 950.000 empleos (49.000 en abril). Con ser impactantes, estas cifras podían haber sido mucho peores si no se hubieran adoptado decisiones que han mitigado el golpe: las facilidades a las empresas para realizar ERTE han evitado su cierre por la inactividad; tales expedientes se han visto además complementados con prestaciones extraordinarias para los trabajadores afectados y para los autónomos por cese de actividad. El daño estructural causado por la hibernación a la economía española será más o menos manejable si se acierta en el proceso de reconstrucción, en especial el de los sectores que saldrán de la parálisis en último lugar, como el turismo. Por ello, el proceso de vuelta a la normalidad debería ser objeto de un gran pacto de Estado que involucrara a todos los actores políticos y sociales.
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