El año 2021 fue histórico para la afiliación a la Seguridad Social, con 776.478 altas, y para el desempleo, con 782.232 parados registrados menos. Febrero de 2020 –el mes anterior a la declaración de pandemia– acabó con 19.250.299 afiliados y 3. ... 246.047 parados registrados. El pasado ejercicio se cerró con 19.824.911 afiliados y 3.105.905 desempleados, de manera que 2021 ganó en 360.000 personas con trabajo a la afiliación previa al confinamiento. Los resultados, obtenidos en vigencia de 'las reformas laborales del PP', permiten esperar que la convalidación parlamentaria del acuerdo alcanzado entre el Gobierno, las organizaciones empresariales y los sindicatos CCOO y UGT dé paso a una mejora cualitativa y cuantitativa de la contratación. La perspectiva de que España pueda alcanzar pronto los 20 millones de empleos y, sobre todo, reducir sensiblemente la temporalidad de los contratos constituye el argumento más sólido con que cuentan el Gobierno y los agentes sociales para restar oposición a su propuesta legislativa. Tras diez meses históricos, el impacto de Ómicron en diciembre frenó una evolución que entre enero y febrero podría conocer otro momento adverso. Bien porque el pico de la sexta ola y la paulatina reducción de los contagios se demoren en exceso; bien porque la menor gravedad de la enfermedad causada por la nueva variante relaje conductas durante la desescalada.

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La confianza en que estamos ya instalados en una tendencia ascendente e imparable de creación de empleo nunca debiera ser excesiva. No solo porque la pandemia continuará durante 2022. Las incertidumbres económicas y geopolíticas siguen también presentes y solo un cambio en el patrón de crecimiento, a cuenta de los fondos europeos, permitiría empezar a dejar atrás el fatalismo de las tasas de desempleo más altas de la UE. Que hoy haya 140.000 parados registrados menos que antes de la pandemia no puede hacernos olvidar la persistencia de más de tres millones de desempleados junto a los casi 20 millones de afiliados a la Seguridad Social. Sería ingenuo creer que la contradicción entre un comportamiento tan positivo del mercado de trabajo y la corrección a la baja de las previsiones de crecimiento responda a problemas de cálculo o a una falta momentánea de sincronización. Es el modelo productivo lo que está en juicio para equiparar la tasa de paro de nuestro país a la del entorno europeo, 14,5% frente al 6,7% de media de la Unión.

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