«Os tristes acham que o vento geme, / os alegres acham que elle canta»

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(«Los tristes piensan que el viento gime,/ los felices piensan que canta»)

Luis Fernando Veríssim

He leído la propuesta electoral de Vox, 'Un programa para lo que importa'. Trescientas ochenta ... y una propuestas agrupadas en veinte apartados que ocupan ciento setenta y siete páginas. Por qué leo esto, me preguntan los amigos. Porque, como escribe Gerardo Tecé, en épocas en las que abunda la estupidez, como la que vivimos, conviene escuchar con atención a los profesionales del sector. Durante la lectura fui haciendo dos montones con las propuestas: en este, las que me dan risa y en aquel, las que me dan miedo. Me reiría mucho si no fuera porque me dan miedo.

También estoy leyendo el libro 'Vox frente a la historia', editado por Akal y coordinado por Jesús Casquete, que, junto a una docena de historiadores, trata de evitar el estrujamiento demagógico de la historia con fines políticos, una vez más. Porque la historia, aunque algunos todavía no se hayan enterado, es una ciencia con un proceso riguroso de consulta, análisis e interpretación de fuentes primarias y no una opinión para tertulianos que se han leído como mucho los libros de Pío Moa o algún artículo del Marca.

Propuesta 63 de su programa: «Incluiremos en los currículos contenidos sobre la historia de España, la identidad nacional y la aportación de España a la civilización y a la historia universal, con especial atención a las gestas y hazañas de nuestros héroes nacionales, así como a los símbolos de la Nación, especialmente la Bandera, el Himno y la Corona» (sic).

La propuesta 342: «Derogación de toda legislación de memoria histórica o democrática. Dichas leyes son un despropósito totalitario, que atenta contra libertades básicas, impone un único discurso a todos los españoles, criminalizándoles en función del bando en el que lucharan sus abuelos, y amenaza la libertad de cátedra e investigación».

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En el apartado 'Unidad de España', se propone derogar todas las leyes que alientan el enfrentamiento y la división entre españoles, como la Ley de Memoria Democrática o la Ley LGTBI.

Una de las que dan mucha risa es la propuesta 42, en la que se escribe sobre las pensiones y su financiación, la solución estructural a largo plazo debe ser el incremento de la natalidad frente al invierno demográfico que asola nuestra nación.

Todas las que tienen que ver con la educación me dan miedo, por ejemplo, en la 51 se lee: «...recuperaremos la legítima autoridad de los padres y su protagonismo en la educación de sus hijos, empezando por garantizar el conocimiento previo y aceptación de los padres de cualquier contenido afectivo sexual o ideológico que puedan recibir sus hijos en el aula...».

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Además de lo que escriben, me llama la atención el tono: impulsaremos, garantizaremos, impondremos, defenderemos, vigilaremos, despolitizaremos, fomentaremos, expulsaremos, eliminaremos...

¡Escucha!, el viento canta. Somos muchos más los que amamos la vida que los que añoran la muerte; somos más los que amamos la libertad que los que censuran; somos más los que estudiamos con rigor el pasado que los que lo estrujan y retuercen; somos más los que respetamos la diversidad que los que gustan de la uniformidad; somos más los que escuchamos que los que vocean; somos más los que amamos que los que odian; somos más quienes avivamos la inteligencia que quienes gritan ¡viva la muerte!; somos más los alegres que los tristes; somos muchos más, nosotros, que los fascistas. Somos muchos más los que oímos cantar al viento que los que quieren que le oigamos llorar. Somos muchos más los que queremos vivir, los que queremos soñar.

Somos muchos más.

No es momento de callarse.

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