El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, un grupo interdisciplinar que representa a la comunidad científica, acaba de dar la voz de alarma: el primer informe de evaluación del IPCC en siete años analiza cinco escenarios de emisiones, del más optimista ... al más pesimista, pero en todos ellos se observa que el calentamiento global se está produciendo a mayor velocidad que la prevista, ya que en 2030, diez años antes de lo que se estimó al firmar el acuerdo de París (COP21) en 2015, se puede alcanzar el aumento de 1,5 grados centígrados de la temperatura media de la Tierra sobre la era preindustrial, lo que supone riesgos de desastres «sin precedentes» para la humanidad. El planeta ya ha incrementado la temperatura en 1,1 grados, por lo que el referido COP21, que pretende limitar el crecimiento de la temperatura a largo plazo a 2 grados (1,5 si es posible), podría quedar sobrepasado pronto si no se adoptan medidas de emergencia para conseguir cuanto antes la neutralidad de las emisiones de carbono.
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Los científicos que han presentado el documento han hecho ver que este crecimiento de 1,1 grados que ya ha tenido lugar está produciendo fenómenos naturales de extraordinaria gravedad: incendios que arrasan el oeste de Estados Unidos, Grecia o Turquía, graves inundaciones en Alemania o China, o temperaturas de hasta 50 grados en Canadá. Los expertos deben en todo caso ser rigurosos para que la pedagogía no les arruine la credibilidad: el clima no ha sido jamás estable desde la última glaciación, hace ya 12.000 años, y la historia registra la Pequeña Edad del Hielo entre 1550 y 1850 con nieve en Sevilla y el Ebro congelado periódicamente... De cualquier modo, el negacionismo no tiene sentido después de la acumulación abrumadora de evidencias y del amplísimo consenso científico. El aviso del IPCC, que tendrá una segunda parte explicativa de los efectos del calentamiento y una tercera sobre las soluciones posibles, solo admite una respuesta útil, que es la aceleración de las tareas e inversiones para una más rápida descarbonización. La Unión Europea ya ha dispuesto que las energías limpias sean uno de los tres grandes objetivos de la reconstrucción tras la pandemia, y en Estados Unidos la llegada de Biden —que ha reconducido a su país al Tratado de París– abre expectativas esperanzadoras. Pero «no hay tiempo para esperar, ni lugar para excusas», como ha subrayado el secretario general de la ONU, António Guterres.
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