Antes de que fueran denominados objetos volantes no identificados, nos referíamos a ellos como platillos volantes. Su existencia era cuestionada en esas charlas de madrugada en las que se habla sobre lo infinito y se especula con las ocultas posibilidades de la vida. Siempre había ... alguien que contaba una experiencia de una noche en la que vio una rara nave luminosa atravesar el cielo, o la sensación que tuvo de que alguien le acompañaba de camino a casa. Las experiencias desconocidas siempre nos han traído a mal traer; unos veían en la bóveda celestial habitantes de otros planetas o seres tecnológicamente avanzadísimos para que nunca los pillaran. El caso era abrir la puerta trasera del mundo.

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Pero en el último mes las noticias se han llenado de ovnis y declaraciones sobre ellos. El cielo de este verano está cuajado de secretos y el Congreso americano se ha puesto de acuerdo -demócratas y republicanos- para pedir al Gobierno que informe sobre la documentación que posee. David Grusch, que trabajó en la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial, ha asegurado que los ovnis existen y que hay naves y restos biológicos de alienígenas. Cuando lo escuché imaginé que habían pillado a un extraterrestre con la nave averiada y haciendo sus necesidades detrás de una mata en Texas, pero luego me fui a la fuente y lo que el experto declaró es que sus superiores decían haber visto naves accidentadas y cuerpos no humanos, por lo que denunciaba el ocultamiento de esa información una vez liberado de su responsabilidad. Podría ser lo mismo, pero no lo es. Esto de la transparencia resulta un arma de doble filo. Se parece a esa tenaz querencia que tienen algunas personas de ser sinceras y que finalmente resulta desagradable.

Todo lo relacionado con el dinero del contribuyente tiene que ser transparente, y si me apuras lo que pasa en Marruecos también, pero que jueguen con la esperanza de un rescate 'in extremis' hacia mundos desconocidos no me parece de recibo. El trabajo que ha hecho la ficción, o el cine concretamente, es impagable. ¿Quién no recuerda 'Independence Day', 'La llegada' o 'Señales' con aquella familia que se hacía un gorro antena con papel de plata para conectar con otro mundo? Yo me quedo con 'E.T.', que acabó con los miedos explotando la genuina ternura y la empatía del niño perdido que busca su casa. La verdad es que, llegados a este punto, no quiero saber si tienen o no tienen los americanos reliquias espaciales o restos de habitantes de otros mundos; bastante tuvimos con el brazo incorrupto de Santa Teresa, la Sábana Santa, las lágrimas de la Macarena o el alien de Gobierno que se está gestando.

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